El Juvetus Turín y el Nápoles (0-0) empataron sin goles este sábado en un partido tremendamente igualado, de poder a poder entre 2 nuevos proyectos asentados en la parte noble de la tabla en el que ambos pudieron llevarse los 3 puntos y que deja a los de Turín cuartos en la clasificación y a los de Nápoles, terceros.
Ni Juve ni Nápoles, ni Motta ni Conte, ni Vlahovic ni Lukaku. El Juventus Stadium acogió el partido más importante del día con muchos alicientes, pero se quedó en eso, en un hipotético partidazo que, aunque con buen futbol, dejó un sabor de boca ligeramente amargo al despedirse sin goles. Eso sí, se confirmó la solidez de ambos combinados atrás.
Era la vuelta de un histórico de la Juve como Antonio Conte a Turín, ganador de 5 Scudetti y una Liga de Campeones como jugador; y de 3 Scudetti como entrenador, inaugurando la época reciente más gloriosa de la Vecchia Signora. Y lo hizo con un Nápoles dolido por la prohibición de la Fiscalía de Turín sobre los aficionaos residentes en Nápoles, que no pudieron viajar para animar a su equipo. Sí hubo aficionados en el sector visitante, ninguno residente en la ciudad sureña.
Y era también un partido calve para la Juve de Motta que, aunque eufórica tras la victoria en Liga de Campeones ante el PSV (3-1), acumulaba 2 empates seguidos sin goles en el campeonato doméstico. Tenía ante sí la oportunidad de confirmarse, de ganar al primer grande de la temporada, pero acabó sumando su tercer empate a 0 sin goles.
Lo que seguro quedó claro es que al Nápoles se le nota ya la mano de Conte. Bastó una goleada en la primera jornada para acalorar el ambiente en el seno del club partenopeo, pero desde entonces no ha perdido. Con sus más y sus menos, como en el duelo ante la Juve, pero invicto.
Porque el partido en el Juventus Stadium de Turín estuvo dividido. La Juve, que sigue atascada en Italia pese al buen inicio, empezó primero con un par de tímidos ataques, pero rápido el Nápoles tomó el mando con un McTominay imperial que, incluso rozó el tanto con un disparo lejano.
Se acercaron en más de una ocasión al gol los sureños, con un remate de Lukaku de cabeza que obligó a una mano salvadora de Di Gregorio y un disparo de Politano desviado ligeramente arriba.
Estaba mandando el Nápoles y Motta tuvo que tomar decisiones al descanso. Dejó a Vlahovic en el banquillo tras una primera parte muy pobre del serbio y la Juve se plantó mejor en su casa, más dominante en los segundos 45 minutos en los que estuvo más cerca del gol que su rival.
La tuvo Koopmeiners tras un jugadón en solitario de Cambiaso, de nuevo fundamental en cada buen movimiento de los suyos. El disparo del neerlandés se marchó arriba.
Pero quizá cuando más cerca estuvieron los juventinos del gol fue en una jugada que nunca se marcó, una cesión de Olivera sobre Caprile, portero suplente que sustituyó al lesionado Meret, que encendió al estadio y a Motta por no señalarse. Incluso Olivera da a entender con un movimiento de manos a su meta que es un pase intencionado, pero el VAR no entró, enfadando a la Juve.
Tampoco los cambios de Neres y Simeone avivaron al Nápoles para un último arreón final.
Sea como fuere, ni Juve ni Nápoles. No hubo vencedor en un partido grande venido a menos por la falta de goles, pero que confirmó la solidez de ambos combinados.