Vie. Nov 22nd, 2024

COLUMNA: Paracaídas

Por Redacción Sep26,2024

Grosero Francisco Almazán, de Seguridad Pública

Por Rogelio Guedea

“Si usted se pone a chambear en su área, júrelo que la va a encontrar esa información”, estas fueron las palabras textuales que el grosero Francisco Almazán (donde dice grosero léase vocero) le contestó a un periodista cuando éste le pidió información precisa sobre número de homicidios, secuestros, etcétera, de nuestra entidad, información que antes se proporcionaba durante las conferencias de prensa de la Secretaría de Seguridad y que ahora (extrañamente) no les dan. La actitud altanera del grosero Almazán hacia el periodista que le pedía información sólo se justifica si en nuestro estado la violencia brillara por su ausencia y la realidad, como lo dijo el periodistas, estuviera a la par de las estadísticas, pero el propio grosero Almazán (léase, insisto, vocero) dijo que la mesa de seguridad ya había dado “las cifras que consideraba pertinentes”, sin saber que decirlo así es como decir nosotros damos las cifras que queramos. Tan es así, que para obtener información precisa se tiene que solicitar ahora por medio de Transparencia, y así es como, por ejemplo, en este año, y hasta agosto pasado, ha habido en Colima 550 homicidios dolosos, 79 homicidios contra mujeres, 14 menores de edad asesinados, y 143 tentativas de homicidio, o sea que estamos viviendo prácticamente en el horror y quizá por eso el grosero Almazán  (sígase leyendo vocero) le contesta al periodista que se ponga a hacer su chamba. Ante la situación que vivimos, yo pregunto: ¿quién tendría que hacer entonces su chamba? La conferencia de prensa de la Secretaria de Seguridad es, en el mejor de los casos, fallida, tan fallida como la estrategia de seguridad que no ha podido reducir de ninguna manera la violencia en nuestra entidad, tanto que ya se tienen que ocultar sus cifras reales y sólo dar las que consideran pertinentes. Por lo demás, hay que respetar a los periodistas de nuestra entidad, valientes dado el clima que vivimos, quienes no es que no quieran hacer su chamba, más bien es que, dándoles sólo información que las autoridades de seguridad consideran pertinentes, les impiden que la sigan haciendo.

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