El secretario general de la ONU, António Guterres, dijo estar “gravemente preocupado” por lo que llamó la “dramática escalada de acontecimientos en Beirut” en las últimas horas.
Aunque no lo citó por su nombre, Guterres se refería al asesinato del líder de Hizbulá, Hasán Nasrala, confirmado por el grupo hace solo unas horas, en un bombardeo el viernes, más los bombardeos posteriores sobre zonas chiíes del Líbano, que han dejado decenas de muertos.
Contrariamente a las reacciones en otras capitales del Mundo, Guterres no condenó el asesinato de Nasrala ni citó a Israel como autor de los bombardeos, pese a que el Gobierno de Benjamín Netanyahu los ha reconocido.
Insistió en que “el ciclo de violencia debe cesar ya” porque “ni el pueblo del Líbano ni el pueblo de Israel, así como la región más amplia, pueden permitirse una guerra abierta”.
Por ello, urgió a las partes a “volver de inmediato al cese de hostilidades” y a aplicar en su totalidad la resolución 1701 sobre el Líbano, aprobada en 2006 por el Consejo de Seguridad pero considerada papel mojado por las constantes violaciones de las partes –Israel y Hizbulá– sin que tengan consecuencias.