Por Núria Garrido
Como si se tratase de una muestra en un museo, en la base militar Julis, al sur de Israel, ordenadas y separadas por categorías, hay expuestas granadas, misiles antitanque, proyectiles, minas antipersona, kalashnikovs, lanzacohetes… son algunas de las armas y munición del grupo terrorista, Hizbulá, capturadas por el Ejército israelí en su incursión terrestre lanzada contra el sur del Líbano.
“Aquí hay un 20% de los que hemos logrado encontrar en una semana en búnkeres subterráneos a solo cien metros de nuestra frontera con Líbano localizados en infraestructuras civiles libanesas”, explica el comandante de la Unidad de fuerzas Especiales del Ejército, apodado como ‘G’ cuyo rostro cubre con un pasamontañas.
Frente a un grupo de periodistas, el comandante G va señalando y explicando cada una de las armas encontradas, la mayoría de ellas fabricadas en Rusia e Irán en los últimos años, con las que asegura el grupo chií, “un enemigo más ambicioso”, pretendía llevar a cabo ataques al estilo de los que perpetró Hamás el 7 de octubre.
“La calidad del arsenal de Hizbulá es más alta si lo comparamos con el de Hamás, que solo disponía, por ejemplo, de cientos de misiles antitanque mientras la milicia libanesa tiene miles de ellos mucho más precisos además”, indica el comandante G quien está convencido que la formación de Beirut planeaba infiltrarse en el norte del territorio israelí y perpetrar ataques como hizo Hamás el 7 de octubre.
“Sabemos cuáles eran las intenciones de Hizbulá y hemos visto que intentaron también incursionar en nuestros pueblos. Ahora, nuestra prioridad es que los evacuados de las comunidades del norte puedan regresar a sus hogares de forma segura”, agrega.
Con el estallido de la guerra en Gaza, Israel ordenó la evacuación de los residentes de las comunidades fronterizas del norte que afectó a más de 60.000 personas después de que el grupo libanés empezara a abrir fuego contra territorio israelí en apoyo del pueblo palestino.
La madrugada del 1 de octubre, el Gobierno de Benjamín Netanyahu dio luz verde a sus tropas para que iniciaran “operaciones terrestres limitadas y específicas” en el sur del país vecino bajo la tesis de que solo así podrían acabar con la amenaza del grupo terrorista Hizbulá para permitir el regreso de los evacuados.
Casi diez días después del inicio de la incursión terrestre, los primeros combates cuerpo a cuerpo en la frontera han dejado al menos once soldados israelíes; el comandante G reconoce que la preparación de los milicianos de Hizbulá es mayor que la de los de Hamás, grupo con el que libran desde hace un año una guerra desigual pero enquistada en la Franja de Gaza.
“Los milicianos de Hizbulá están mucho más preparados, sabemos que entrenan con Irán y muchos de ellos tienen mucha experiencia de la última guerra civil en Siria”, responde este comandante no sin antes añadir que el Ejército israelí tiene la capacidad de “hacerles frente”.
Comandantes veteranos al frente de Hizbulá
Sobre quien se encuentra al frente de la organización chií tras el asesinato de su máximo líder, Hasán Nasrala, y de su supuesto sucesor, Hasem Safi al Din -este último aún sin confirmación oficial- en su campaña de bombardeos en Líbano, el portavoz internacional del Ejército, Nadav Shoshani, asegura que los numerosos comandantes veteranos de los que disponen han asumido, de momento, este liderazgo.
“La situación de Hizbulá es muy complicada porque hemos golpeado a su cúpula militar, pero sabemos que hay miles de terroristas por todo el país”, agrega.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, amenazó al pueblo libanés con “una larga guerra que traerá destrucción y sufrimiento similar al que vemos en Gaza” si este no se deshace del grupo libanés.
“Tienen la oportunidad de salvar al Líbano antes de que caiga en el abismo”, dijo, asegurando que si el país se libera de Hizbulá, la guerra, que deja más de 2.100 muertos del lado libanés, podrá terminar.
Los restos del ataque iraní
En las afueras de la base, también yacen los restos de dos gigantes misiles balísticos iraníes, uno de ellos disparado el pasado mes de abril en el primer ataque de Teherán en la historia contra Israel, y otro lanzado hace poco más de una semana.
“Estos dos misiles son muy peligrosos y hubieran podido provocar una catástrofe en Israel si no fuera por nuestro fuerte sistema de defensa antiaéreo”, dice Shoshani, quien insiste en que este ataque no quedará impune y que habrá respuesta.
La región vive uno de sus momentos más críticos mientras Israel sigue bombardeando Gaza y Líbano, al tiempo que sus tropas prosiguen con la incursión terrestre en ambos sitios, mientras la comunidad internacional sigue de cerca la respuesta que prepara contra su gran enemigo, Irán.
Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.