El Gobierno de Bolivia decidió no acudir al diálogo previsto con los sectores afines al expresidente Evo Morales (2006-2019) después de que los legisladores leales al líder político impidieron con violencia la instalación de la sesión en la que el presidente debía dar un informe de gestión.
El viceministro de Coordinación con Movimientos Sociales y Sociedad Civil, Juan Villca, dijo a los medios que comunicaron esta decisión a la Defensoría del Pueblo, que se ofreció a mediar en el conflicto entre ambas facciones del gubernamental Movimiento al Socialismo (MAS).
“Las condiciones de beligerancia, de belicosidad, la poca actitud de respeto, la violencia que han ejercido los legisladores representantes de una facción hoy conocida como ‘evismo’ (o afín a Evo Morales) dejan mucho que desear”, señaló Villca.
El viceministro indicó que, “bajo esas condiciones”, el Gobierno nacional no está “en las condiciones de llevar ninguna mesa de diálogo”.
Según Villca, “está en manos de los sectores ‘evistas’” la posibilidad de que prospere el diálogo y los instó a “reflexionar” para que no se repitan sucesos como los ocurridos en la mañana en la Asamblea Legislativa.
El presidente Arce debía presentar en esta jornada ante el Parlamento nacional un informe al concluir su cuarto año de mandato e iniciar el quinto y último año de su gestión.
Sin embargo, la sesión no se pudo instalar porque los diputados y senadores leales a Morales intentaron tomar con violencia el estrado, destrozaron un arreglo floral y lanzaron agua y tomates al vicepresidente del país y titular del Legislativo, David Choquehuanca.
Ante esto, Arce terminó dando un discurso en la plaza Murillo, el centro del poder político en La Paz, en el que calificó de “acto vandálico” la acción de los parlamentarios “evistas”.
“Lo que hoy hemos visto no es lo que somos los bolivianos, ni representa el sentir popular. Lo que hoy el mundo ha presenciado es a un grupo de personas seguidoras de Evo Morales, que continúa dañando a nuestra patria por imponer una candidatura inconstitucional y por buscar impunidad en sus procesos judiciales”, afirmó el presidente.
Arce y Morales están distanciados desde finales de 2021 por diferencias en la administración del Estado, la necesidad de renovar la dirección nacional del MAS, aún en manos del expresidente, y la definición de la candidatura oficialista para las elecciones generales de 2025.
La pelea en el oficialismo se ahondó después de que se conociera una investigación penal contra Morales en un caso de trata de personas y estupro que el exgobernante considera que es una “persecución política” para dejarlo fuera de la contienda electoral.
Por esta investigación, los seguidores de Morales bloquearon carreteras en el centro del país durante 24 días, en los que sumaron otras demandas, como la habilitación de la candidatura del político, soluciones a problemas económicos, la renuncia de Arce y el adelantamiento de las elecciones.
La Defensoría del Pueblo lamentó en un comunicado que el diálogo entre ambas facciones no pudiera avanzar y los exhortó “a priorizar el bien mayor para la población boliviana y recordar que la vía del diálogo solo es posible bajo la responsabilidad y voluntad real de las partes”.