El Banco Popular de China (BPC) anunció que mantendrá su tipo de interés de referencia en el 3.1% tras la rebaja de octubre, cumpliendo con las expectativas de los analistas, que no esperaban cambio alguno.
En la actualización mensual que divulga en su página de internet, la institución indicó que la tasa referencial para créditos (LPR, en inglés) a un año se mantendrá en el citado nivel hasta, al menos, dentro de un mes.
Este indicador, establecido como referencia para los tipos de interés en 2019, sirve para fijar el precio de los nuevos créditos -generalmente, para empresas- y de los de interés variable que están pendientes de devolución.
Su cálculo se lleva a cabo a partir de las contribuciones a los precios de una serie de bancos -incluyendo pequeños prestamistas que tienden a tener mayores costos de financiación y mayor exposición a créditos morosos-, y tiene por objetivo rebajar los costos del endeudamiento y apoyar a la “economía real”.
El BPC acometió en julio una rebaja de 10 puntos básicos de la LPR a un año, hasta el 3.35%.
Aquella fue la primera reducción de la LPR a un año en 2024, con los expertos apuntando a que el banco central estaba apostando por la cautela ante la divergencia con otras potencias -donde la tendencia de los tipos había sido al alza para contener la inflación– y la consiguiente presión sobre el tipo de cambio de la divisa nacional, el yuan.
Más adelante, en octubre, el organismo anunció una rebaja de 25 puntos básicos, hasta el 3.1%
El banco central también indicó este miércoles que la LPR a 5 años o más -de referencia para préstamos hipotecarios– seguirá en el 3.6% tras haber bajado 15 puntos básicos en octubre, también en línea con lo anticipado por los analistas.
En las últimas semanas, Pekín ha anunciado una serie de medidas de estímulo que llegaron después de un recorte de tipos en Estados Unidos, con el presidente chino, Xi Jinping, pidiendo elevar los esfuerzos para conseguir el objetivo de crecimiento económico para este año, de en torno a un 5%.
La baja demanda nacional e internacional, unida a riesgos de deflación, estímulos insuficientes, una crisis inmobiliaria que no ha tocado fondo o una falta de confianza en el seno de los consumidores y el sector privado son algunas de las causas que esgrimen los analistas para explicar lo que ocurre en la segunda mayor economía mundial.