En el marco de los eventos conmemorativos por el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, la Asociación Colimense de Universitarias (ACU) organizó la charla: “El desarrollo y la inclusión de las mujeres en el avance tecnológico”. La ponencia estuvo a cargo de la Dra. Jessica Cristina Romero Michel y la Dra. Barbara Mancera, quienes ofrecieron una visión crítica y reflexiva sobre los desafíos que enfrentan las mujeres en el ámbito tecnológico.
En sus intervenciones, las expertas en Derecho abordaron el tema desde un contexto general, con un enfoque en las capacidades y la interseccionalidad. Cuestionaron el por qué, a pesar de haber un catálogo en materia de derechos humanos y una gran cantidad de políticas públicas, continúa habiendo desigualdad.
Explicaron que las capacidades son una combinación de las funciones de una persona, “lo que eres” y “lo que haces” a partir de la “libertad de lograr”. Por tanto, dijeron, el enfoque de las capacidades sirve como sustento a una teoría de los derechos básicos de las mujeres, que deben ser respetados y aplicados por los gobiernos de todos los países “como requisito mínimo del respeto por la igualdad humana, por lo que se debe garantizar a todas las mujeres un nivel superior al umbral mínimo para desarrollarse en el área tecnológica.
La interseccionalidad es un concepto y una herramienta analítica que se utiliza para entender cómo diferentes factores o categorías sociales, como el género, la raza, la clase social, la orientación sexual, la edad o la discapacidad, entre otros, interactúan y se cruzan de manera simultánea en la vida de las personas, generando experiencias únicas de ventaja o desventaja, inclusión o exclusión, privilegio o discriminación.
El término fue introducido por la académica y activista Kimberlé Crenshaw en 1989 para analizar cómo las mujeres negras enfrentaban formas de discriminación que no podían explicarse únicamente desde una perspectiva de género o de raza, sino como una intersección de ambas. Desde entonces ha sido adoptado en múltiples disciplinas, especialmente en los estudios de género, sociología, derechos humanos y políticas públicas.
Dijeron que, al realizar un trabajo de análisis, tomaron en cuenta diferentes factores, como la edad, el género, la geografía o territorio, el medio urbano o rural, lengua o idioma, competencias, habilidades, acceso tecnológico, nivel social, etc., así como las dimensiones sociales que abren la brecha digital, como puede ser su motivación, aprovechamiento, habilidades digitales y acceso a materiales.
Finalmente, concluyeron que, para analizar la inclusión de las mujeres en el avance tecnológico, se debe evitar caer en la trampa de generalizar a las mujeres. “Debemos considerar diferentes factores que se pueden atravesar y las interacciones de esos factores en relación con lo que caracteriza a la mayoría en un tiempo, lugar y dimensión específica, para entender qué tan incluidas o excluidas están las mujeres en los avances tecnológicos”.