Por José Luis Larios García*
Elaboraba productos textiles como rebozos, mantas, camisas, entre otros accesorios de costura. Se inauguró el 4 de enero de 1842 por socios michoacanos y colimenses, cuya maquinaria fue traída “de Fall River, Estados Unidos”. Construida al norte de la ciudad de Colima; sus ruinas están ubicadas a 3 kilómetros desde el centro de la capital, en el antiguo potrero llamado “Del Chico” propiedad de los hermanos Martín y Damián Cruz, herederos de su padre, José Cruz, vecino de San Francisco Almoloyan, quienes vendieron el terreno a la empresa de hilados y tejidos para su edificación (Larios, 2018: 10). Dicha propiedad colinda con las inmediaciones del río Colima y los arrabales de “Santa Gertrudis”. -El predio queda situado a un costado del Colegio Campoverde-.
El potrero contaba con 1,936 varas de cerca de piedra, un piñal, plátanos, 30 árboles de limas, 25 árboles de mamey, 3 tamarindos, naranjas de China y agrias y 20 aguacates; además un potrerito con 239 varas de cerca de piedra, en el cual había 5 árboles de mamey, 4 de aguacate y 8 palmas (Ibid., 11).
Fábrica de hilados y tejidos de San Cayetano, J.J: Ramos. AHMC/AGN: Fondo AH-407.
Ramón R. De la Vega, ex-gobernador de Colima, su hermano Sixto y el empresario español Cayetano Gómez -a este último se le debe el nombre a la citada fábrica- organizaron la “Compañía Industrial de Morelia y Sur de Jalisco S.A.” de carácter privado y emprendieron la exitosa industria colimense, la cual trajo muchos beneficios para la economía local. Cuatro años después de su inauguración, en diciembre de 1846, reportó a la Administración de Rentas el número de hilaza, piezas de manta, rebozos y frazadas producidas y selladas que ascendían a 153,118 varas. La construcción de la fábrica “había costado 100 mil dólares y en abril de 1856 rendía una ganancia anual de 20 mil dólares netos” (Huerta, 2006: 162).
El acueducto de la fábrica de hilados y tejidos de San Cayetano fue construido en 1850 proveía de agua procedente de los tanques de almacenamiento del río Colima hasta el edificio donde estaba la maquinaria de la fábrica. AHMC: Fondo José Luis Larios – 34.
El acueducto de la fábrica de hilados y tejidos de San Cayetano fue construido en 1850 proveía de agua proveniente de los tanques de almacenamiento del río Colima hasta el edificio donde estaba la maquinaria de la fábrica. AHMC: Fondo José Luis Larios – 34.
En 1856, la fábrica funcionaba con 60 telares y empleaba a 150 operarios, tanto hombres como mujeres, cuyo “jornal asciende a 3 reales en promedio, en una escala que varía de un real a 5” (Ortoll, 1997: 110) Muchos años después, al finalizar el Siglo XIX, los trabajadores ganaban “alrededor de 40 centavos de jornal” (Acuña, 2007: 229). En 1865, cada pieza de rollo de manta con 320 varas de medida costaba $9.75. Por ello existió numerosa demanda de telas en todas las poblaciones cercanas a Colima. Lograron exportar a varias entidades del país: Sinaloa, Sonora, Baja California, Guerrero, Oaxaca e incluso a Centroamérica, durante 80 años (Moreno, 1953: 32).
A principios del Siglo XX, la situación económica no marchaba bien en la fábrica. En 1907 la propiedad fue embargada y adquirida por el hacendado Luis Brizuela, con el propósito de producir electricidad con los estanques de agua, cuando no funcionaba la planta de “El Remate”, Comala. Sin embrago, el 24 de febrero de 1928, San Cayetano fue dinamitada por un grupo armado de cristeros. Los resultados del incendio fueron desastrosos, quedó destruido en su totalidad el edificio principal junto con la maquinaria completa para hilar (Larios, 2018: 33 y 34).
Años posteriores, por varias décadas, sus estanques funcionaron como baños públicos recreativos para la sociedad colimense, llamados “Balneario de San Cayetano”. Uno los dueños más conocidos del establecimiento fue el profesor y empresario Lucas Huerta, que por muchos años se ocupó del negocio recreativo. La población acudía a las instalaciones a disfrutar las aguas del río Colima y de los estanques de la vieja fábrica. Los bañistas, mostraban su destreza al nadar por todo el espacio.
Estanques de San Cayetano. Al centro de la lancha, Amparo Cecilia Ceballos y Miguel Ángel Portillo del Toro: AHMC: Fondo Rogelio Portillo Ceballos-56.
El área se convertía en un lugar de fiesta familiar, y debajo de los arbustos y árboles frutales, los visitantes degustaban de las comidas típicas regionales, se acompañaban con la música de moda, tocada con una sinfonola. También fue un sitio de múltiples recepciones políticas y fiestas particulares. Cerró sus puertas en los años ochenta y no se volvió a utilizar para este fin.
*Investigador del Archivo Histórico del Municipio de Colima y docente de la Universidad de Colima.
Contacto: jlarios47@ucol.mx
Bibliografía
Acuña Cepeda, Mirtea Elizabeth, “Ana Amilia Schacht un estudio de caso en la educación privada de Colima del siglo XIX: Acción femenina e influencia alemana”, en: Mª de los Ángeles Rodríguez Álvarez (Coord.), Escenarios, actores y procesos: la educación en Colima durante el siglo XIX y primeras décadas del XX, Colima, Universidad de Colima, 2007, pp. 225-253.
Huerta Sanmiguel, Roberto, Los edificios en la provincia de Colima, Colima, Gobierno del Estado de Colima y Universidad de Colima, 2006 (Colección Historia de la arquitectura y el urbanismo colimense).
Larios García, José Luis, La fábrica de hilados y tejidos de San Cayetano: producción, economía y comercio, Colima, Archivo Histórico de Municipio de Colima, 2018 (Pretexto, Textos y Contextos).
Ortoll, Servando, Dulces inquietudes, amargos desencantos: los colimenses y sus luchas en el siglo XIX. Colima, Instituto Colimense de Cultura, Universidad de Colima y Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1997 (Historia General de Colima, tomo III).
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