Luego de su mensaje con motivo del inicio de la Cuaresma, el Obispo de la Diócesis de Colima, Gerardo Díaz Vázquez, informó que el Papa Francisco sigue hospitalizado en una clínica de Roma, Italia, con un estado de salud complejo y un diagnóstico reservado.
“Su estado es complejo, el diagnóstico reservado, ya que tiene solo un pulmón y está afectado. Necesita ser asistido por un respirador, tiene oxígeno, y su pronóstico sigue siendo reservado. Pedimos por él, pedimos para que el Señor le dé fortaleza en este momento, porque es un hombre que va a cumplir 90 años”, dijo el Obispo en una entrevista con medios de comunicación este Miércoles de Ceniza.
Gerardo Díaz recordó que, durante el Sínodo en octubre pasado en el Vaticano, tuvo la oportunidad de platicar en varias ocasiones con el Papa Francisco. En ese entonces, comentó, su salud era buena y su ánimo muy positivo, lleno de entusiasmo, alegría y esperanza. Incluso, el pontífice envió un saludo especial a la Diócesis de Colima.
El Obispo añadió que en todas las celebraciones eucarísticas se pide de manera permanente por la salud del Papa Francisco.
En cuanto a la Cuaresma, Díaz Vázquez destacó que el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo son los únicos días del año en los que se pide ayuno obligatorio, acompañado de la abstinencia de carnes rojas.
En su mensaje de Cuaresma, el Obispo Gerardo Díaz dijo que “vivimos en el año jubilar, donde el Papa Francisco nos invita a ser ‘Peregrinos de esperanza’. Este tiempo se nos presenta como una oportunidad para alentar y animar nuestra esperanza cristiana, impulsados por la fuerza de la Palabra de Dios que estos días nos ofrece la Iglesia para disponer el corazón, volvernos a Dios y celebrar la Pascua del Señor en la renovación de nuestro Bautismo (cf. 1 Cor 5,7)”.
Agrega que “con el signo de la ceniza, que ponemos en nuestras cabezas, comenzamos este tiempo de conversión personal y comunitaria, reconociendo que necesitamos purificación y renovación en nuestra vida cristiana”.
Señala que “somos peregrinos de esperanza, que nos ponemos en camino hacia una vida renovada por la fe y el amor. El peregrino sale de su tierra para ir al encuentro del Dios que trae la salvación. Ser peregrino es salir de nosotros mismos para encontrarnos con el Señor y con los hermanos. En el camino no vamos solos, a nuestro lado caminan hombres y mujeres que buscan mejores condiciones de vida para sí mismos y para los demás”.
