El comercio ambulante en el centro histórico de la ciudad de Tecomán es una problemática que ha persistido durante años. Aunque esa actividad representa una fuente de ingresos para muchas familias, también genera dificultades de movilidad y desorden urbano. Ante esa situación, el ayuntamiento ha retomado el análisis para reubicar a las y los comerciantes informales con el propósito de mejorar la circulación y el uso del espacio público.
Alejandro Reyes Cruz, director municipal de Reglamentos y Apremios del ayuntamiento, reconoció que el ambulantaje es un “mal necesario”, ya que cientos de familias dependen de esa actividad para subsistir. Sin embargo, advirtió que la problemática se agrava durante temporadas altas, como Semana Santa, el Día de las Madres y la temporada decembrina, cuando la concentración de comerciantes aumenta considerablemente, obstaculizando el paso de peatones y afectando a los negocios establecidos.
“Estamos buscando una solución equilibrada que permita ordenar el comercio sin perjudicar a quienes dependen de esta actividad económica”, señaló Reyes Cruz.
El funcionario indicó que el Gobierno municipal trabaja en conjunto con la Unión de Comerciantes para diseñar un plan que incluya la reubicación de los vendedores fijos que actualmente ocupan los portales. La propuesta contempla trasladarlos a un espacio específico y lograr que los comerciantes establecidos mantengan su mercancía dentro de sus locales, con el objetivo de liberar el paso peatonal.
Tras asegurar que la problemática del comercio informal en el centro de Tecomán no es nueva, recordó que administraciones anteriores han intentado regularizar la situación sin éxito, debido a la falta de acuerdos con los comerciantes y a la resistencia natural al cambio. Sin embargo, comentó que la creciente saturación de espacios hace imperativo establecer un esquema de organización que equilibre las necesidades económicas con el ordenamiento del primer cuadro de la ciudad.
Reyes Cruz subrayó que el diálogo con los comerciantes es clave para evitar conflictos y garantizar que las decisiones tomadas beneficien tanto a los vendedores como a la ciudadanía. “No buscamos afectar a nadie, sino encontrar una solución viable para que el centro histórico sea un espacio accesible y ordenado”, concluyó.