El derecho a veto de los 5 países miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU centró su reunión anual para discutir sobre los métodos y procedimientos del órgano, una reunión convocada por Albania que ostenta este mes la presidencia rotatoria.
Durante la reunión, que estuvo abierta a todos los países miembro de las Naciones Unidas, la mayoría de representantes estuvieron de acuerdo en la necesidad de reformar el Consejo de Seguridad, que opera bajo normas de procedimiento provisionales desde 1946.
En particular, muchos criticaron el derecho de los miembros permanentes (Estados Unidos, Reino Unido, Rusia, China y Francia) a vetar cualquier resolución o decisión del órgano: “El derecho de veto no tiene lugar en un Consejo de Seguridad del siglo XXI”, dijo el representante permanente de Filipinas ante la ONU, Antonio Lagdameo.
“El veto no promueve la unidad”, dijo por su parte el representante mexicano. En el mismo sentido se pronunciaron los representantes de Alemania, Cuba, Portugal o Italia, entre otros.
Francia, si bien no llegó a criticar directamente el derecho a veto, pidió que se use con responsabilidad y recordó su propuesta junto a México de que se limite su uso cuando se trata de asuntos relacionados con atrocidades masivas.
“El Consejo de Seguridad se ha utilizado en los últimos meses y años como una plataforma para la desinformación. (…) Este uso pervertido del Consejo debilita su autoridad y debe acabar”, dijo el representante francés, Nicolas de Rivière.
La representante de Reino Unido, Barbara Woodward, fue más directa: “Rusia ha usado cada vez con mayor frecuencia este Consejo como una plataforma para la propaganda y la desinformación”, denunció, añadiendo que sus actos ponen en peligro la legitimidad del órgano.
De manera similar se expresó el representante estadounidense, que puso como ejemplo el reciente veto ruso a una resolución del Consejo de Seguridad para prolongar el régimen de sanciones a Mali que contaba con amplio consenso (13 países votaron a favor).
El representante ruso, por su parte, criticó el uso partidista del Consejo de Seguridad por parte de algunos países, y dijo que algunas misiones de paz de la ONU reciben del Consejo órdenes “vagas”, con “funciones inapropiadas que no pueden poner en práctica”.
“Gracias a sus presiones deliberadas, la agenda del Consejo se alarga cada vez más con asuntos políticos de índole nacional, asuntos de derechos humanos, sobre el clima y otras cuestiones”, dijo el embajador de Rusia ante la ONU, Vasili Nebenzia, que tradicionalmente pide restringir las tareas del Consejo a temas de paz y seguridad.
Nebenzia también hizo un guiño a los países del oeste de África, que pidieron mayor representación en los asuntos del órgano, defendiendo la necesidad de que los países que son miembros temporales del Consejo puedan tener mayor voz en el organismo.
China se unió también a esta iniciativa, y defendió además el uso del derecho a veto ya que “muchos miembros del Consejo de Seguridad pertenecen al mismo grupo político” -en alusión a los países occidentales-, lo que crea un desequilibrio ideológico en el órgano y muchas veces resulta en votaciones apresuradas.