La reciente entrega de las oficinas remodeladas en el Campus Central Sur de la Universidad de Colima, encabezada por el Rector Christian Jorge Torres Ortiz Zermeño, es un ejemplo de cómo la actual administración universitaria ha materializado su compromiso de mejorar las condiciones laborales de su personal.
Esa inversión, de 6 millones 300 mil pesos, no solo transforma los espacios físicos, sino que refleja una visión integral sobre el valor del entorno laboral como motor para el desempeño institucional.
En una época en la que las universidades enfrentan múltiples desafíos económicos, sociales y tecnológicos, destinar recursos a la infraestructura interna es una declaración de principios. La renovación de áreas como la Contraloría General, la Dirección de Investigación de Obligaciones Administrativas, la Dirección de Patrimonio Universitario y la Dirección de Calidad Institucional, no solo dota al personal de mejores herramientas para desempeñar su labor, sino que envía un mensaje claro sobre la relevancia del trabajo administrativo como pieza fundamental en la vida universitaria.
El Rector señaló con acierto que esos esfuerzos implicaron una cuidadosa gestión de recursos, lo que resalta aún más el mérito de ese logro. Las mejoras en iluminación, climatización, infraestructura tecnológica y servicios sanitarios son más que simples adiciones: son inversiones en eficiencia, comodidad y bienestar, factores que inciden directamente en la productividad y el estado de ánimo de quienes desempeñan su labor en la Casa de Estudios.
Además, el testimonio de Elizabeth García, contralora general, pone en perspectiva el impacto que esas acciones tienen en el personal. Reconocer y valorar el trabajo diario de los equipos internos no solo fortalece la identidad institucional, sino que genera una cadena de confianza y motivación que permea en todos los niveles.
Es importante destacar que, en esos procesos, la colaboración interinstitucional juega un papel crucial. La participación de diversas autoridades, como Joel Nino Jr., secretario general, y Priscilia Álvarez, directora general de Recursos Humanos, entre otros, es testimonio de que esos logros son el resultado de un esfuerzo colectivo que prioriza el bien común.
Esas remodelaciones deben interpretarse como un avance hacia una universidad más sólida y preparada para los retos del futuro. También nos invitan a reflexionar sobre la importancia de seguir apostando por el fortalecimiento de la infraestructura física y humana como pilares de la excelencia académica y administrativa.
La Universidad de Colima demuestra que, incluso en contextos desafiantes, es posible avanzar con determinación, visión y compromiso.
