La producción de miel en el estado de Colima ha registrado una drástica disminución en los últimos años, al pasar de un promedio de 2 cubetas por colmena en la década de los 90 a apenas media cubeta durante los meses más productivos en la actualidad, señaló Francisco Larios Barbosa, líder de los apicultores colimenses.
En una entrevista, el productor atribuyó esa baja al uso intensivo de agroquímicos en la agricultura: “El mayor problema es el uso excesivo de químicos. Desde el año 2000 la producción cayó y no sabíamos por qué. Pensábamos en enfermedades o mal manejo, pero desde 2010 nos dimos cuenta de que son los agroquímicos los que están afectando directamente a las abejas”.
Larios detalló que, en los años más productivos, una colmena podía generar hasta 38 litros de miel, mientras que actualmente producir entre 9 y 10 litros ya se considera mucho.
Ante esa situación, explicó que muchos apicultores han optado por diversificar sus actividades, enfocándose en la cría de abejas reinas o en ofrecer servicios de polinización, ya que la producción de miel por sí sola ha dejado de ser rentable.
A pesar de la baja en volúmenes, Larios Barbosa aseguró que la calidad de la miel colimense se mantiene, aunque existen preocupaciones por los residuos de químicos detectados. Recordó que, en 2023, la Universidad de Colima realizó un estudio estatal que detectó trazas de agroquímicos dentro de los límites permitidos por la norma. “Nos dicen que contiene químicos, pero que no hacen daño. ¿Cómo le digo eso al cliente?”, cuestionó.
En contraste, señaló que una muestra recolectada en la zona de manglares fue analizada por el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica), y resultó completamente libre de contaminantes. Ello demuestra, dijo, que es posible producir miel limpia si se adoptan prácticas agrícolas más amigables con el entorno.
En cuanto al mercado, indicó que Colima no es un estado exportador de miel, ya que la mayoría de la producción se destina al consumo local. “Nunca hemos sido exportadores. Para eso se necesitan análisis y cumplimiento de normas más estrictas. Ahorita lo que se produce es poco y se queda aquí mismo”, afirmó.
Finalmente, hizo un llamado a la sociedad a valorar la miel colimense y a impulsar prácticas agrícolas responsables que protejan a los polinizadores: “La apicultura no es solo miel, es vida. Sin abejas no hay polinización, y sin polinización, no hay cultivos ni alimentos”.
