Lun. Dic 8th, 2025

COLUMNA: Reflexiones sobre el Periodismo: del aula a la calle

Por Redacción Jun23,2025 #Opinión

¿El Periodismo busca la verdad como principal objetivo?

Por César Barrera Vázquez

Una de las preguntas más complejas -y acaso más necesarias- que debemos hacernos al reflexionar sobre el Periodismo es si este tiene como objetivo principal la verdad. La respuesta, aunque parezca paradójica, es que la verdad no es un requisito absoluto para ejercer el periodismo, tanto en el género de noticias como en el de opinión.

Tanto la Suprema Corte de Justicia de la Nación como la Corte Interamericana de Derechos Humanos han establecido que no se puede exigir a periodistas y comunicadores probar la veracidad absoluta de todo lo que publican. Hacerlo sería una forma de censura previa y atentaría contra los principios fundamentales de la libertad de expresión en una sociedad democrática.

Lo verdaderamente exigible es que el periodista actúe con diligencia. Es decir, que verifique razonablemente los hechos cuando se trata de información fáctica, que use fuentes confiables y que no actúe con mala fe ni con intención dolosa. Este principio, conocido como estándar de diligencia o de real malicia, sustituye a la exigencia de verdad estricta. Como lo han dicho los tribunales: “No se exige una verdad objetiva, sino una veracidad razonable”.

Además, en el ámbito jurídico existe una figura conocida como exceptio veritatis, que permite a quien se expresa demostrar la verdad como defensa ante una demanda. Sin embargo, esto es una opción, no una obligación previa al ejercicio del derecho. Obligar al periodista a probar la verdad como condición para expresarse sería un exceso incompatible con los marcos constitucionales e internacionales de protección a la libertad de expresión.

Un aspecto clave, especialmente en el periodismo de opinión, editorial o político, es que las críticas, opiniones o juicios de valor no requieren prueba de verdad, ya que por su propia naturaleza no son verificables ni susceptibles de ser calificadas como verdaderas o falsas. Esto protege no sólo al periodista, sino al debate democrático mismo.

Por eso, en un Estado democrático, las figuras públicas y los funcionarios tienen un deber reforzado de tolerancia. Incluso cuando una crítica sea dura, imprecisa o errónea, si fue emitida sin mala fe ni con intención de dañar, la libertad de expresión debe prevalecer. Este principio protege el interés público del debate libre por encima de la sensibilidad individual.

Por todo esto, el deber del periodista no es probar la verdad absoluta, sino actuar con honestidad intelectual, diligencia profesional y compromiso ético. La verdad, en este contexto, no es una condición jurídica previa, sino un ideal ético hacia el cual debe orientarse la práctica periodística. Por eso, más que obsesionarnos con la verdad como algo absoluto, debemos reflexionar sobre la manera en que construimos sentido, verificamos lo posible y asumimos responsabilidades públicas al narrar el mundo. Esa es la labor y objetivo principal del periodista.

Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

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