Cada 27 de junio se conmemora el Día Internacional de la Sordoceguera, una fecha que honra el legado de Helen Keller, destacada activista y pionera en la lucha por los derechos de las personas con discapacidad.
Keller, nacida en 1880, fue la primera persona sordociega en graduarse de una universidad, y su vida sigue siendo un símbolo de inclusión y determinación.
César Castillo, integrante de la Red Nacional para la Inclusión de Personas Ciegas y de Baja Visión en Colima, hizo un llamado urgente a reconocer la sordoceguera como una discapacidad única y a garantizar condiciones reales de inclusión en todos los ámbitos sociales.
“Helen Keller fue un ejemplo de lucha y superación. A pesar de los avances en derechos humanos, seguimos viendo una gran deuda con las personas sordociegas. En México, y en Colima, la inclusión aún es más discurso que realidad”, enfatizó Castillo.
Castillo señaló que la sordoceguera suele ser tratada como discapacidades separadas -sordera y ceguera-, lo que dificulta la creación de políticas públicas efectivas. “Es un error pensar que se puede atender con recursos para personas ciegas o sordas. La sordoceguera requiere herramientas específicas y atención especializada”, explicó.
Ejemplificó que, en Colima, ni siquiera los restaurantes cuentan con cartas accesibles para personas con esta discapacidad, lo que refleja una falta de sensibilización en servicios básicos.
El activista subrayó que el acceso a una educación inclusiva es uno de los desafíos más críticos. Si bien ha habido avances legislativos, estos son insuficientes. “Muchas familias se ven obligadas a buscar opciones educativas fuera del estado, lo que encarece aún más una vida ya difícil. Tener una discapacidad en México significa vivir más caro”, lamentó.
Además, criticó que el nuevo modelo educativo no contemple adecuadamente la inclusión de personas con discapacidades múltiples y que la calidad educativa dependa de la disposición de los maestros más que de un sistema inclusivo bien estructurado.
Castillo también destacó la exclusión que enfrentan las personas sordociegas en otros aspectos de la vida pública, como el laboral, cultural y recreativo. “La infraestructura urbana no contempla sus necesidades, las oportunidades laborales son casi nulas y las actividades culturales rara vez son pensadas para incluirlas. Estamos muy lejos de una inclusión real”, denunció.
El activista resaltó la importancia de la familia en el acompañamiento de las personas con esa discapacidad. “La familia es el primer pilar de apoyo. Hay que reforzar el espíritu y enfrentar cada día con valor, como lo hizo Helen Keller”, afirmó.
Castillo reconoció los esfuerzos de la sociedad civil en la sensibilización y capacitación, pero señaló que el respaldo gubernamental ha sido insuficiente. “Las organizaciones hacemos nuestra parte, pero si no hay una política clara de inclusión, los avances serán lentos y limitados. Es momento de que el gobierno asuma su responsabilidad”, concluyó.

