La creciente importación de aceite esencial de limón por parte de grandes corporativos desde países como Perú y diversas naciones asiáticas, está generando una presión significativa sobre los precios del limón mexicano, particularmente en el estado de Colima, uno de los principales productores del país, advirtió Orlando Torres Mesa, gerente del Consejo Estatal del Limón.
El representante del organismo explicó que el llamado “limón industrial”, destinado principalmente a la extracción de aceites esenciales, desempeña un papel determinante en la cadena de valor del fruto. “En México, el precio del limón industrial jala el precio del limón verde que llega a la mesa de los consumidores. Actualmente, al estar bajos los precios del limón industrial, también se ha desplomado el valor del limón de consumo en fresco”, puntualizó.
Torres Mesa detalló que, cuando la industria procesadora adquiere grandes volúmenes de limón para la obtención de aceites, se reduce la cantidad de fruta disponible para el mercado en fresco, lo cual puede estabilizar o incluso elevar los precios al consumidor. Sin embargo, de no que ante la baja demanda del sector industrial nacional -derivada de la preferencia por aceite extranjero más barato-, la fruta queda disponible en exceso en el mercado interno, generando una sobreoferta que provoca una caída en los precios.
“El exceso de aceite que están comprando las grandes empresas en otros países, como Perú o algunas naciones asiáticas, nos ha perjudicado a nivel nacional, porque no podemos mantener precios adecuados”, reiteró.
Agregó que esa situación está afectando directamente a los productores nacionales, quienes deben afrontar altos costos de producción sin la garantía de un precio justo de venta. Mencionó que la volatilidad en los precios genera incertidumbre y desincentiva la inversión en el campo, lo que a mediano plazo podría comprometer la sostenibilidad de esta cadena agroindustrial.
Torres Mesa hizo un llamado a revisar las políticas de importación de derivados cítricos y proteger a los productores locales frente a prácticas que, aunque legales, afectan la competitividad del limón mexicano.

