Desde la Facultad de Ciencias Marinas de la Universidad de Colima, Campus Manzanillo, se busca contribuir a la preservación de los sistemas de manglar ya que, gracias a sus características naturales, son ecosistemas con alta capacidad para almacenar y preservar carbono por largos periodos de tiempo, contribuyendo así a la mitigación de las emisiones de dióxido de carbono, gas que contribuye al calentamiento global.
Además, la investigación “Reservorio de carbono en el sistema de manglar la Boquita, Manzanillo, México”, sería de las primeras en la región y se suma a las pocas que se han realizado a nivel nacional, que se centra en medir cuánto de este elemento existe en dichos ecosistemas naturales.
Este proyecto es uno de los 10 que recibe apoyo de la convocatoria Fortalecimiento de la Investigación 2023, lanzada y financiada por la Universidad de Colima con recursos propios, para “apoyar proyectos que permitan impulsar la investigación, el desarrollo tecnológico y la innovación, orientados a la atención de las problemáticas nacionales, al desarrollo sostenible del estado y el bienestar de los colimenses”.
Julieta Hernández López, titular del proyecto, explicó que si bien el dióxido de carbono (CO2) es un gas que se encuentra de manera natural en el medio ambiente, el exceso de éste es dañino, pues contribuye al efecto invernadero, de ahí la importancia de los ecosistemas de manglar, pues las plantas lo utilizan para su crecimiento y desarrollo.
Cuando el carbono es acumulado en las plantas, comentó, tiene otra función, “éstas lo asimilan a través de la fotosíntesis para crear todas sus estructuras y lo almacenan mientras están vivas, además, cuando mueren o sus hojas caen, estos materiales se quedan en los sedimentos generando un depósito natural de carbono, donde se puede preservar cientos y hasta miles de años, evitando que sea liberado nuevamente a la atmósfera. De esta manera contribuyen en la mitigación de las emisiones de CO2 a la atmósfera y por lo tanto el calentamiento global”.
Este equipo de trabajo de 8 investigadores, 2 estudiantes de licenciatura y un profesor de bachillerato, realizarán una caracterización del sistema de manglar; además, tomarán muestras de distintos componentes; de la parte aérea (lo que está arriba del suelo) se obtendrán muestras de madera de árboles vivos y muertos, madera caída, detritos (descomposición de las plantas) y neumatóforos (raíces aéreas); también se obtendrán muestras del suelo a partir de núcleos de sedimentos, a distintas profundidades del subsuelo.
“Las mediciones y muestras que obtengamos nos permitirán determinar el reservorio de carbono en el ecosistema, tanto de la parte aérea como de los sedimentos”, explicó Hernández López.
Pero ¿de qué sirve conocer cuánto es el carbono que los manglares tienen acumulados? De acuerdo con Julieta Hernández, cuando estos reservorios están bien preservados pueden retener una mayor cantidad de carbono y por más tiempo, “lo que resulta benéfico, porque contribuye a que se libere una menor cantidad de CO2 a la atmósfera y eso nos hace un llamado a que debemos de proteger y conservar estos ecosistemas, porque son sitios que contribuyen a la absorción de CO2 que podría estar en la atmosfera”.
Por ejemplo, dijo, se sabe que los sistemas de manglar en la región Indo-Pacífico llegan a acumular hasta mil mega gramos de carbono por hectárea, mientras que en México se han reportado sistemas de 600 mega gramos de carbono por hectárea. Qué significa esto, cuestionó la investigadora, “pues bueno, que si se llega a deforestar este carbono acumulado en los sedimentos, va a ser liberado al medio ambiente y estaría contribuyendo a las emisiones de gases invernadero y al consecuente cambio climático”.
Lo que estamos haciendo con esta investigación, comentó, es que “cuando se tomen decisiones en las que se contemple modificar esos ecosistemas, podremos tener bases para abogar por su conservación, dada su importancia como reservorio de carbono, entre muchas otras funciones”.
Por último, la investigadora dijo que el exceso de CO2 en la atmósfera “ocasiona diversas problemáticas, como los deshielos de casquetes polares, el incremento de nivel del mar, tormentas anómalas en algunos lugares y sequías en otros, la acidificación de los océanos, que afecta principalmente a los organismos calcáreos, como los corales, y todos aquellos que presentan conchas”.