Jorge Cabellos Guevara, presidente de la cooperativa pesquera Los Primos, asentada en Tecuanillo, balneario del municipio de Tecomán, comentó en una entrevista que tras los recientes movimientos telúricos registrados, se observó que la captura de especies en la costa colimense ha disminuido de manera significativa.
“El pescado se retiró de la orilla y se desplazó a mar abierto justo después de los movimientos sísmicos. No hablamos de una sola especie, sino en general; incluso el róbalo, que aún está en temporada, prácticamente desapareció”, explicó el dirigente.
De acuerdo con Cabellos, ese tipo de fenómenos naturales (sismos) provoca alteraciones en las corrientes marinas y en las estaciones del agua, lo que desestabiliza el entorno natural y aleja a los bancos de peces. Aseguró que la actividad suele normalizarse hasta 3 meses después, cuando confluyen factores como las lluvias, los vientos y la apertura natural de las bocas de los esteros.
Insistió en que el impacto económico es considerable, pues según sus cálculos la producción ha caído cerca de un 50%, lo que obliga a los pescadores a internarse más en altamar para poder capturar. “Antes trabajábamos a 500 metros de la costa; ahora tenemos que recorrer hasta 23 millas. Eso significa un gasto mayor en combustible y un incremento en el precio final del pescado”, subrayó.
El panorama, reconoció, afecta no solo a su cooperativa, sino a todas las agrupaciones pesqueras de la región. “Es un daño colateral que enfrentamos los pescadores. Ojalá las autoridades consideren que estos fenómenos naturales también repercuten en la economía local”, puntualizó.

