Por José Luis Negrete Ávalos
En el ejercicio y desempeño de las relaciones internacionales, dentro de la tarea conjunta sobre la disminución de problemáticas que comúnmente afectan o inciden entre los países, se encuentra de forma visible y latente la intención de consolidar la disminución de la inseguridad, entendiendo de esta misma distintos temas que requieren ser atendidos de forma coherente, y efectiva.
Para estas acciones los gobiernos de acuerdo a sus posturas y determinaciones orientadas bajo la legislación detallada tienen la obligación de prever estrategias y elementos que logren la prevención en estos aspectos. Esto se observa desde el aspecto internacional, donde cada nación entiende bajo su contexto las acciones que debe priorizar desde la teoría.
Un caso totalmente válido en el sentido de la problemática internacional, en el sentido de la inseguridad, pueden centrarse en el cuestionamiento:
¿Las acciones que se priorizan en la teoría tienen la posibilidad de efectuar en los hechos un efecto profundo?
Esta pregunta en principio es asumida por los gobiernos desde un primer enfoque de posibilidad, es decir, describir cuál es la problemática presente, si existen maneras o teorías para lograr su disminución
Pero el verdadero reto se da y mantiene a partir del desarrollo de acciones en la cotidianidad, desde el sentido local, por ello se vuelve notoria la complejidad para tomar de lleno una problemática de este tipo a nivel internacional, donde dos o más países procuran procesos o proyectos, que atacan la problemática, como se destaca en línea arriba, todo se basa en los contextos para considerar las acciones a seguir.
Es claro que la autodeterminación de los pueblos es un elemento esencial en el desarrollo de una nación, asimismo la cooperación y la participación para persuadir o dirigir de un punto a otro el efecto de una problemática, de la dificultad para detallar una disminución concreta, a la acción se percibe una brecha muy amplia.
Por ello, las discusiones y argumentaciones sobre este tema parecen una constante, una afirmación de vacíos entre realidades, que llevan solo a la repetición de patrones, y experimentación en el sentido de la cooperación internacional.
Porque el reto hacia paz y tranquilidad dentro y fuera de las naciones, se vuelve mucho más tenue al paso del tiempo, opacando así la oportunidad y el derecho que los ciudadanos han otorgado en el contrato social.
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