La desesperación de los migrantes por cruzar a Estados Unidos, desde la frontera norte de México, incrementó este miércoles (27), mientras que el elevado nivel del agua en el río Bravo complica su paso por el caudal.
La tensión es evidente desde que autoridades estadounidenses dieron entrada a su territorio a casi 500 migrantes, quienes desde hace una semana acampaban entre el muro fronterizo y el río Bravo.
Sin embargo, la crecida del río, frontera natural entre ambos países, a causa de las lluvias en Ciudad Juárez, complicó cualquier intento de cruzar, pues ahora tienen que nadar en las aguas estancadas y contaminadas con drenaje para poder llegar a territorio estadounidense, antes de pasar la barricada.
Hasta el martes (26), los migrantes solo tenían que mojarse hasta las rodillas. Hoy, es necesario nadar entre un metro y medio de agua para alcanzar la barrera de alambres de púas, primera defensa de Estados Unidos para frenarles el paso.
EFE documentó hace unas semanas al menos 5 vertederos de aguas negras que escurren desde el poniente de Ciudad Juárez directo al cauce del río Bravo, en tanto que el punto donde cruzan los migrantes se encuentra río abajo, a unos cuantos kilómetros de donde el afluente se contamina.