Los hermanos Ingebrigtsen, Jakob, Henrik y Filip, acusaron de “violencia física” y trato “agresivo y controlador” a su padre, Gjert, con el que no mantienen ninguna relación desde hace 2 años, algo que su progenitor niega calificando esas declaraciones de sus hijos como “carentes de fundamento”.
En una carta enviada al diario noruego Verdens Gang los hermanos Ingebrigtsen relatan la dolorosa sensación que atraviesan por la nula relación con su padre, al que acusan de la dura educación recibida y el trato que tuvo con ellos, intentando exprimirles al máximo hasta el punto de llegar a la “violencia física” tanto a nivel personal como profesional como atletas.
La mala relación quedó patente en el pasado Mundial de Budapest, en el que Jakob llegó a vetar a su padre en la concentración del equipo noruego, en la que estaba su progenitor como entrenador de su compatriota y rival Narve Gilje Nordas, obligándolos a ambos a alojarse en otro establecimiento.
“Escribir ahora lo que estamos a punto de escribir duele, en muchos sentidos. Duele porque afecta a una persona que ha significado mucho para nosotros y nuestra carrera. Hemos crecido con un padre que ha sido muy agresivo y controlador y que ha utilizado la violencia física y las amenazas como parte de su educación”, declaran.
“Todavía sentimos el malestar y el miedo que nos ha acompañado desde la infancia. Hemos vivido con ello y, en la edad adulta, hemos seguido adelante. Al menos eso pensábamos. Mirando hacia atrás, nos damos cuenta de que fue ingenuo. Hace 2 años volvieron a ocurrir las mismas agresiones y castigos físicos y eso fue la gota que colmó el vaso. La situación que hemos pasado en la familia era inaguantable y deberíamos haber parado antes. La presión que hemos sentido ha sido inhumana. Nos quedamos sin energía y la alegría de practicar deporte se fue”, confiesan.
La carta de los hermanos Ingebrigtsen ha tenido respuesta inmediata de su padre, Gjert, a través de su abogado.
“Las afirmaciones que hacen carecen de fundamento. Nunca he utilizado la violencia contra mis hijos. Que tengo debilidades como padre, y que he sido demasiado entrenador, es algo de lo que también me he dado cuenta, aunque demasiado tarde”, confesó Gjert.
“Nuestra familia ha vivido en el foco público durante muchos años y hemos elegido dejar que el público entre en nuestras vidas a través de series de televisión, entrevistas y mucho más. Que se haya producido violencia en esta vida familiar pública es impensable. El pueblo noruego ha visto nuestras vidas, para bien o para mal. Estoy lejos de ser perfecto como padre y marido, pero no soy violento”, subrayó.
Este mes la Federación Noruega de Atletismo informó que no concedería a Gjert la acreditación de entrenador para el Campeonato del Mundo de pista cubierta del año que viene en Glasgow, Escocia y para el Campeonato de Europa de Roma (Italia) y que recomienda al Comité Olímpico noruego hacer lo mismo para los Juegos de París.