Miembros de la Sección 65 del Sindicato Minero Nacional de México tomaron la mina de Cananea, una de las más grandes productoras de cobre en el Mundo, propiedad del consorcio Grupo México; los manifestantes exigen al Gobierno federal que solucione el histórico conflicto laboral al interior de la empresa y garantice la remediación del mayor derrame tóxico en el río Sonora ocurrido en 2014.
Desde esta tarde, un centenar de inconformes, quienes obedecen al líder minero y actual senador Napoleón Gómez, se reunieron en el Mausoleo de los Mártires de Cananea, desde ahí partieron en caravanas hacia los principales accesos de la mina Buenavista del Cobre, logrando bloquear entradas y salidas de las puertas 1, 2, 5 y 10 del yacimiento.
Este bloqueo afectó a los camiones que transportan al personal, algunos insumos, así como a camionetas de los llamados “terceros”, que son miles de personas subcontratadas por Grupo México para hacer mantenimiento de las instalaciones o las obras de infraestructura para expandir la mina.
“Hemos acordado durante estos 16 años seguirnos movilizando, nos da mucho valor la voluntad política del presidente Andrés Manuel López Obrador y el señalamiento fuerte en contra de Germán Larrea, quien es el responsable de la tragedia en Sonora”, indicó Antonio Navarrete, vocero de la Sección 65 del Sindicato Nacional Minero.
Esta movilización es parte de una disputa laboral que inició en 2007 tras el desplazamiento que hizo la compañía minera de su fuerza laboral para luego reabrir por un fallo judicial, en 2010, y explotar el yacimiento con un nuevo sindicato y otros trabajadores.
Por este conflicto se dio el exilio del líder minero Napoleón Gómez, quien permaneció fuera de México acusado por pasadas administraciones por el desvío de 55 millones de dólares de un fondo de los trabajadores y ahora encabeza la toma de la mina de Grupo México.
Durante la mañana, la mina permaneció en total calma, no hubo explosiones o voladuras como ocurren a diario. Las calles lucían desoladas, en contraste con los cientos de camiones de carga que las recorren todos los días.
En las puertas se observaban decenas de guardias fuertemente armados; aunque no se registraron enfrentamientos, pues el bloqueo fue pacífico, con los sindicalizados en las calles de Cananea, mientras que el personal de seguridad de la mina se mantuvo al interior de sus instalaciones, atrincherados tras muros, cercos y barreras infranqueables.