El académico y especialista en Gestión de Riesgos de Desastres, Raymundo Padilla Lozoya, advirtió que la Unidad Estatal de Protección Civil debe aprender de los errores que las autoridades cometieron en el estado de Guerrero ante el huracán Otis, sobre todo en comunicación de riesgos.
“’Cuando veas las barbas de tu vecino recortar, pon las tuyas a remojar’, dice un dicho. Un desastre como el ocurrido en Acapulco es el futuro indeseable, pero muy posible para Manzanillo, Armería y Tecomán, si no se trabaja fuertemente la prevención con el enfoque de Gestión de Riesgos de Desastre”, advirtió el especialista.
En una entrevista exclusiva para El Comentario, Padilla Lozoya indicó que es muy necesario contar con equipos suficientes para responder a emergencias como la de Acapulco, pero consideró que también es importante prevenir con mucha anticipación para evitar que ocurran tantas emergencias y daños.
“Aunque no es posible evitar que se formen los huracanes, sí podemos reducir al mínimo sus impactos en viviendas, servicios públicos e industria productiva, para disminuir el riesgo de desastres. No podemos evitar todos los daños, pero sí podemos mitigar los impactos más severos”, consideró.
El también investigador de la UdeC expuso que esas acciones preventivas requieren de voluntad política, planificación estratégica, transversalidad y vinculación de distintas áreas de Gobierno con la perspectiva de Gestión de Riesgos de Desastres, en el marco de los derechos humanos.
– ¿Qué evidencia, en materia de gestión de riesgos y protección civil, dejó la tragedia por Otis? – se le cuestionó-
– Con enfoque de Gestión de Riesgos de Desastres es muy notable la mínima prevención que existe en Acapulco frente a huracanes. Es cierto, Otis fue categoría 5 y tenía el mayor poder destructivo, y por ello debió actuarse rápido y con la mayor precisión. Las autoridades tuvieron horas para comunicar el riesgo a la población y prevenir y refugiar.
Aclaró que la teoría de la Gestión de Riesgos de Desastres ha proporcionado múltiples ejemplos de reducción de riesgos ante amenazas poderosas, y cuyas acciones requieren anticipación, compromiso político y voluntad para garantizar un desarrollo sustentable en el marco de los Derechos Humanos.
“También se requiere de la participación social para mejorar la gobernanza ante el riesgo, y de una estrategia con metas a corto, mediano y largo plazo, que tengan continuidad y que cuenten con personal profesional”, explicó.
– ¿Debe haber cambios en esta materia de prevención luego de lo sucedido en Guerrero y cuáles serían?
– Claro, Acapulco ya ha recibido impactos de otros huracanes en los años recientes. Por ejemplo, el huracán Paulina en 1997, con saldo de 300 muertos oficialmente; el huracán Manuel, en el año 2013, con saldo de 157 muertes oficialmente. Ahora Otis, con un saldo de muertos que ya supera los 25 fallecidos oficialmente, pero aún falta mucha comunicación.
“Estas experiencias -agregó- debieran producir cambios en, por ejemplo, compromiso político y voluntad para garantizar un desarrollo sustentable en el marco de los derechos humanos; mejorar la participación social y la gobernanza con enfoque en la reducción de riesgos de desastres; elaborar una estrategia con metas a corto, mediano y largo plazo que tengan continuidad y que cuente con personal profesional para una reconstrucción resiliente”.
Explicó que la reconstrucción es la mejor oportunidad para que una sociedad evite reproducir las desigualdades y vulnerabilidades que originaron un desastre, pues volver a la normalidad que había pre-impacto, es crear nuevas condiciones de riesgo de desastre.
“Pero realizar una buena ´reconstrucción´ requiere de voluntad e inteligencia política, gobernanza, liderazgo para la planificación estratégica y el enfoque integral de Gestión de Riesgos de Desastre. La sociedad acapulqueña actual, determinará el riesgo o la prevención que evitará otro desastre asociado al próximo huracán”, expuso.
Raymundo Padilla criticó la falta de respuesta de las autoridades de los 3 niveles de Gobierno, en cuanto a la falla de comunicación de riesgo, ya que la Cenapred, la Coordinación Nacional de Protección Civil, el Cenacom y la Conagua, avisaron de la presencia de la amenaza, su traslación y los datos técnicos de sus características físicas con antelación.
“Los 3 niveles de Gobierno no avisaron a la población del riesgo de desastre. No hubo una comunicación masiva para resguardar y refugiar a las personas. En los hoteles se realizaban actividades normales como si fuera una lluvia común. Vimos en videos a empleados barriendo el agua de un hotel cuando iniciaban los efectos de lo que sería un huracán categoría 5”, refirió.
Finalmente, Raymundo Padilla reprochó la realización de eventos masivos con asistentes desinformados de la amenaza que se acercaba a ellos, la emisión de un aviso con simple voz, sin apoyo gráfico y técnico para explicar el riesgo, así como la falta de utilización de las redes para viralizar el mensaje de prevención.