Un breve momento de inspiración y comunión con la grada, al filo del descanso, le bastó al Real Madrid para borrar del mapa al Virtus Segafredo Bolonia (100-74) en partido de la Euroliga de baloncesto; y sellar de esta manera una nueva victoria, la decimosexta en 16 enfrentamientos oficiales desde que arrancó el curso.
El conjunto italiano, con una sola derrota en la máxima competencia europea tras caer en la jornada inaugural en casa contra el Zalgiris, era una seria amenaza para la racha triunfal del cuadro madridista y así lo plasmó en los instantes iniciales de un partido en el que se presentó con un parcial de 2-7.
Siguió el bando local a rebufo durante algunos minutos, hasta que el Virtus comenzó a verse en sus ataques con el final de las posesiones en el cogote. Eso le obligó a seleccionar peor sus tiros, lo que le dio algo de tranquilidad a los de Chus Mateo. Con ello, se aposentó la igualdad en el parqué. Y se convirtió en rutina hasta la conclusión del primer acto.
Al segundo entró el plantel boloñés con una canasta de Daniel Hackett, prometedora, pero a la postre anecdótica toda vez que su equipo estuvo sin anotar 5 minutos y medio. Pese a esa concesión no hizo sangre el Real Madrid, que mientras el contrario trataba de salir del pasadizo solo sacó 7 de renta.
Sin embargo, como si necesitara un estímulo, cuando el equipo italiano volvió a meterse en la lucha se enchufó también el anfitrión. Facundo Campazzo, en su labor de maestro de ceremonias, dio permiso para arrancar el show y a partir de ahí los 5 de más se convirtieron en 18 mientras se sucedían los robos, las asistencias de bella factura, las contras vertiginosas e incluso los tapones.
Dos minutos y 44 segundos de autentico caviar baloncestístico que se tradujeron en un colosal 15-2, con 5 puntos del argentino y 4 de Walter Tavares que levantaron al público. Fue suficiente para dejar el choque encarrilado al descanso y optimizar los recursos en la segunda mitad.
Ante un Virtus lastrado por las pérdidas al que parecía haberle pasado un camión por encima, al plantel de casa le bastó con no perder la concentración para negarle cualquier amago de reacción al oponente. De hecho, fue capaz de aumentar la distancia que tenía tras el paso por vestuarios al acabar el tercer cuarto (68-51, min.30).
Los últimos 10 minutos, muchas veces decisivos, se vaticinaban como un trámite. Se empeñó en quebrar el pronóstico el foráneo, quien empujado por Marco Belinelli llegó a situarse a 12. Ahí encontró su muro pues el Real Madrid, que se marchó con todos sus jugadores anotando, no le dio esperanzas para más y acabó finiquitando la tarea con un parcial de 25-11 hasta alcanzar el centenar de puntos con un mate de Guerschon Yabusele.