El presidente Andrés Manuel López Obrador visitó Badiraguato, la cuna del Cártel de Sinaloa, por sexta ocasión en su mandato y por primera vez desde la extradición a Estados Unidos de Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín El Chapo Guzmán, lo que ha desatado acusaciones de la oposición de presunta cercanía con el grupo criminal.
“Antes de que yo termine mi mandato voy a regresar, hay algunos que no les gusta que venga a Badiraguato, pero a mí me gusta, fíjense, ahora sí que mi gusto es. ¿Y saben por qué me gusta? Primero, porque no estoy de acuerdo con los estigmas. No estoy de acuerdo con que tachen a la gente de mala”, aseguró López Obrador.
Entre aplausos, el mandatario inauguró una carretera de 140 kilómetros para conectar Badiraguato con Guadalupe y Calvo, del vecino estado de Chihuahua, fronterizo con Estados Unidos, con una inversión de 2,866 millones de pesos, según expuso en el evento.
“Es una carretera muy importante que beneficia a muchos pueblos, comunidades, rancherías, ejidos, municipios. Me da también mucho gusto estar aquí para decirles que vamos a continuar ayudando”, declaró.
El fantasma del narcotráfico
La visita de López Obrador estuvo marcada por la controversia al ocurrir 2 meses después de la extradición a Estados Unidos, el 15 de septiembre, de Ovidio Guzmán, detenido en enero por ser uno de los narcotraficantes más buscados por EUA por su presunta participación en el tráfico de fentanilo y otras drogas.
También sucede en vísperas de reunirse, el viernes, con el presidente estadounidense, Joe Biden, en San Francisco (EUA), donde abordará el fentanilo, una droga sintética que él niega que se produzca en México, un argumento similar al de los hijos del Chapo, conocidos como “los Chapitos”, y que son acusados por EUA de estar entre los principales traficantes.
Además, el gobernante ha recibido cuestionamientos por sus visitas a la zona, la más polémica la del 29 de marzo de 2020, cuando pese a la pandemia de Covid-19 se bajó de su camioneta para saludar a la madre del Chapo, Consuelo Loera, quien le pidió ayuda para visitar a su hijo, preso en Estados Unidos.
La polémica por el narcotráfico la reavivó el gobernador de Sinaloa, el oficialista Rubén Rocha, quien durante la conferencia del presidente de este miércoles negó tener vínculos con el crimen organizado, aunque nadie le había preguntado al respecto.
“Desde que gané la gubernatura (en 2021), me han dicho que soy narco porque soy de Badiraguato, pero no, no me he dedicado nunca a eso, estoy alejado de eso. Nunca me llegaron a mí las tentaciones en ese sentido y voy seguido a Badiraguato”, manifestó Rocha, del gobernante Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
Después, en la inauguración de la carretera, López Obrador lo defendió como un “buen gobernador”, con la promesa de más apoyos para Badiraguato y Sinaloa.
“No nacemos malos, todos nacemos buenos, son las circunstancias las que llevan a algunos a tomar el camino de las conductas antisociales, pero yo creo mucho en los seres humanos, creo mucho en la bondad de nuestro pueblo, por eso voy a seguir viniendo”, afirmó.