Aunque la mayor incidencia de mortandad de abejas en la entidad fueron los años 2021 y 2022, Roberto Chávez, presidente del Sistema Producto Apícola del Estado de Colima, aseguró que muchos apicultores resultaron seriamente afectados, por lo que decidieron buscar otro empleo para sobrevivir, ya que la producción de miel bajó un 70% a nivel estatal. Actualmente, dijo, se producen apenas 5 toneladas en el año cuando se llegaban a las 20.
Denunció que las abejas siguen muriéndose por aplicaciones de químicos dañinos, aunque “no con la misma magnitud, y los compañeros que desafortunadamente no pueden cambiar de actividad tan fácil, tienen que adaptarse a lo que está y buscarle la forma de retirarse un poco de donde están haciendo las aplicaciones (de agroquímicos)”. Sin apoyos, dijo, las y los apicultores han tenido que salir adelante.
Acompañado en la entrevista de Francisco Larios, líder apícola en el municipio de Tecomán, recordó que “en alguna de las reuniones con autoridades hubo el comentario de que para qué nos dan apoyo si nos van a volver a matar las abejas. La cosa es adaptarnos a lo que tenemos y ya y hacer conciencia solamente es lo que nos queda”.
Aunque reconoció que siempre la producción de miel está amenazada, y la mortandad de abejas se ha dado muchas veces, “nada pasa, es decir, todo el tiempo han estado aplicando químicos”.
A ese problema, comentó, se suma el bajo consumo que hacen los colimenses de la miel que aquí se produce. Lo ideal, dijo, sería medio litro de miel al año por persona, “pero la realidad es que el consumo está sobre los 125 mililitros por persona, esto debido a que consumen más los jarabes comerciales que contienen solo fructuosa y sacarosa, y es dañina para la salud, aparte de que es de transgénicos”.
