El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, y el canciller alemán, Olaf Scholz, presidieron este lunes la segunda edición de las consultas de alto nivel germano-brasileñas, que se celebraron bajo el signo de las turbulencias en la negociación del acuerdo comercial UE-Mercosur.
Ambos líderes señalaron en la rueda de prensa posterior que “no se rendirán” e intentarán convencer a todas las partes implicadas para que el pacto, que inicialmente estaba previsto concluir antes de finales de año, pueda ser salvado.
La cumbre de países del Mercosur el jueves que viene en Río de Janeiro será un momento “decisivo”, aseguró Lula, que manifestó la esperanza de que “la UE se decida si está interesada o no en concluir el acuerdo”.
“Disposición al compromiso”
“No me rendiré antes de haber hablado con todos los presidentes”, dijo Lula, que afirmó que tras 23 años de negociación “sería irrazonable” que no se avanzara con el acuerdo.
A las dificultades que implica el traspaso de poderes en Argentina se suman las reticencias francesas, dijo Lula, que según él tienen una larga tradición relacionada con los intereses políticos de los agricultores franceses.
Scholz, por su parte, pidió “el mayor pragmatismo y la mayor disposición al compromiso posibles” a todos los implicados, ya que la conclusión del acuerdo sería a su juicio “un gran avance”.
Al mismo tiempo expresó el convencimiento de que si la Comisión Europea (CE) logra completar las negociaciones, no habrá dificultades para que el Consejo de la UE y el Parlamento Europeo ratifiquen lo acordado.
“Estoy convencido de que habrá una mayoría en ambas instituciones”, afirmó.
Sector económico alemán urge al acuerdo
La economía y la industria alemanas aprovecharon la visita de Lula para resaltar el “potencial” de Brasil como socio comercial y para urgir a la conclusión del acuerdo comercial con el bloque de países formado por Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay.
El presidente de la Federación de la Industria Alemania, Siegfried Russwurm, instó a los políticos a avanzar con “flexibilidad y voluntad de compromiso” hacia la firma del pacto antes de que acabe el año.
Destacó que con este acuerdo, la UE y Sudamérica podrán crear “la mayor zona comercial del mundo, con más de 720 millones de personas, que abarcará casi el 20% de la economía mundial y más del 31% de las exportaciones mundiales de mercancías”.
También el presidente de la Iniciativa Latinoamericana de la Economía Alemana (LAI), Ingo Kramer, alertó de que si no hay un acuerdo antes de que termine el año “existe el peligro de que esto se convierta en una “neverending story” (en inglés, una historia interminable)”
Kramer advirtió que otros actores como China están más que dispuestos a llenar el “vacío” que puede resultar y que “el gran perdedor” serían las empresas exportadoras alemanas.
“Progreso y sostenibilidad”
Scholz y Lula firmaron como parte de las consultas un acuerdo para profundizar en la cooperación entre sus países en ámbitos como la economía, las energías renovables, el desarrollo sostenible, la protección del clima y la lucha contra el odio y la desinformación, entre otros muchos.
La declaración de intenciones engloba, según Scholz, una “docena” de acuerdos sectoriales en cuya elaboración participaron diversos ministerios.
Alemania aspira, según dijo el canciller, a ayudar a Brasil a lograr objetivos como la deforestación cero hasta 2030, la protección e investigación del clima y otras metas ambientales, que según recalcó sólo pueden lograrse si a la par se garantiza la “justicia social” y se crean puestos de trabajo.
Un ámbito importante es el de las energías renovables, donde una de las metas es “conectar el potencial de Brasil con el interés de Alemania en el hidrógeno verde para que todos se beneficien”.
Berlín también quiere “reforzar las cadenas locales de producción de valor añadido”, agregó, mientras que se abordaron también temas como la movilidad y la migración, en vista de la necesidad de Alemania de importar mano de obra cualificada.
Una reforma de la gobernanza global
Lula y Scholz hablaron también de cuestiones de la actualidad internacional como la guerra de Ucrania y la ofensiva israelí sobre Gaza.
En este contexto, Lula afirmó que su homólogo ruso, Vladímir Putin, será invitado a la cumbre del G20 el próximo año y si viaja al país sudamericano tendrá que enfrentar las consecuencias de la orden de arresto emitida contra él por la Corte Penal Internacional (CPI).
“Que sea arrestado si viene puede ser o no”, recalcó. “Eso no lo puede decidir el jefe de Estado, sino la Justicia.
Lula aprovechó además para criticar el papel de Naciones Unidas en relación a los bombardeos israelíes de Gaza, ya que “no cumple su rol”, y pidió una reforma de la gobernanza global, un tema que pretende abordar durante la próxima presidencia brasileña del G20.
Scholz respaldó el derecho israelí “a la autodefensa”, pero pidió a Tel Aviv “esforzarse para evitar víctimas civiles” y llamó a mejorar “de forma sustancial y duradera” la situación humanitaria en el enclave.