Christian Daniel Ortega Ortiz, profesor investigador de la Facultad de Ciencias Marinas de la Universidad de Colima, Campus Manzanillo, recomendó usar drones para monitorear la presencia de fauna marina peligrosa en las playas, y de esa forma prevenir, como lo hacen en otros países, ataques de tiburones.
“Lanzan drones ya sofisticados y cuando ven esta silueta de tiburones alertan a los surfistas y los sacan. Obviamente es una tecnología muy buena, pero también costosa, y es algo que se pudiera pensar hacer. O colocar en redes cámaras acuáticas para monitorear la presencia de fauna”, aconsejó.
Ortega Ortiz explicó que, si bien no es experto, considera que un ataque de tiburón es un hecho fortuito y azaroso, por lo que lamentó la muerte de una mujer tras el ataque de un tiburón en una playa de Melaque, Jalisco.
“Ya expertos del Inapesca, al ver más a detalle la herida (que dejó el tiburón en la mujer), los especialistas no están muy seguros de que sea un tiburón toro; entonces, yo lo dejaría abierto a cualquier tiburón grande, como puede ser el mismo toro, el tiburón tigre, martillo o incluso un tiburón blanco”, detalló.
En una entrevista con Noticias UdeC, el noticiero de Universo 94.9, la radio de la Universidad de Colima, Daniel Ortega opinó que, para haber desprendido toda la pierna, necesariamente implica un gran tamaño, lo cual le extrañó y refirió que el cambio climático está generando trastornos en los comportamientos de las especies marinas.
“En nuestro caso hemos tenido ballenas grises en nuestras costas, hemos tenido ballenas de la antártica en nuestras costas, también puede existir la posibilidad de un tiburón blanco explorador que ande perdido. Entonces, no se sabe a ciencia cierta qué especie. Se sabe que es un tiburón, probablemente de 3 o 4 metros”, agregó.
Explicó que los tiburones no tienen buena visión, por lo que se guían por el olfato y el sonido, además de que la estructura de juegos inflables presentes en la playa de Melaque donde ocurrió el suceso, pudo parecerle un cardumen de peces, situación que influyó en el ataque.
Ortega Ortiz indicó que esos ataques pueden suceder o no suceder, y aclaró que el animal atacó por instinto o necesidad alimentaria, por lo que consideró que no es viable tratar de buscarlo para liquidarlo, pues ya podría estar en las islas Revillagigedo o en Puerto Rico.
“Es muy complicado el tema. Hago la analogía como un sismo: estamos propensos a los ataques de tiburones porque ahí viven, en la zona costera. Estamos propensos a los sismos, porque aquí vivimos. Entonces es muy complicado”.
Finalmente, el experto en ciencias marinas pidió no caer en el pánico ni compartir información falsa, y recordó que es más probable morir por el impacto de un rayo que por un ataque de un tiburón.