Más de 4 mil personas de escasos recursos pertenecientes a una docena de comunidades de Oaxaca que se vieron afectadas por el huracán Bárbara en 2013 disponen ya de acceso a electricidad suministrada por energía solar, lo cual les ha permitido, además, restablecer servicios básicos como el centro de salud de la localidad de Cachimbo.
La iniciativa forma parte del programa “Luces de Esperanza”, puesto en marcha por la compañía Iberdrola México, que desde 2022 ha beneficiado a más de 3 mil personas de municipios como San Blas Atempa, San Dionisio del Mar, San Francisco Ixhuatán, San Juan Guichicovi o San Miguel Suchixtepec.
“El viento lo tumbó todo”, recuerda el agente municipal de la zona, Hilarión Navarrete, por lo que si alguno de los 100 habitantes de la comunidad de pescadores Cachimbo necesitaba asistencia médica debían recurrir al pueblo más cercano, al que solo se puede acceder por lancha, en un trayecto de, aproximadamente, una hora.
“Si alguien viene a medianoche, lo tenemos que transportar en lancha. Si llega con una picadura de una culebra o una víbora venenosa, tienes que llevar a tu gente por el mar antes de que se muera en el camino (si tienes dinero para la lancha)”, apunta Navarrete.
Ahora, gracias a la instalación de dos paneles solares y acumuladores podrán contar con luz eléctrica y, como consecuencia, con las neveras para almacenar los medicamentos necesarios.
Se trata de la culminación de la tercera fase de la iniciativa de Iberdrola México que ha electrificado 12 casas y un centro de salud en Cachimbo, beneficiando a más de 70 personas, y que llegó también a otros once municipios para fortuna de más de 3 mil personas.
Esto se suma a otro millar de beneficiaros en cerca de 200 hogares desde el comienzo del programa “Luces de Esperanza” en 2020.
Comunidad pesquera
En el caso de Cachimbo, la electricidad estable es especialmente necesaria para el desarrollo del trabajo de los pobladores ya que se dedican, en su gran mayoría, a la pesca, una actividad que realizan de noche y que, sin iluminación, se hace muy difícil.
“Me dedico a la pesca en general y de camarón, esta última se hace de noche. Nosotros lo traemos para casa y la luz nos ayuda bastante a espulgar”, explica Cleiver Paul Dávalos, uno de los beneficiarios del proyecto.
Miriam Peralta, coordinadora del área de Gestión de Activos de Iberdrola México, cuenta que “para poder sacar sus productos antes del amanecer los habitantes de la aldea necesitan recargar baterías y sus lámparas para que puedan atraer a los peces y al camarón”.
“Ellos trabajan en la tarde, en estar preparando todo el material para, una vez que cae la noche, instalar las redes, conectar sus lámparas y, en la madrugada, antes de que salga el sol, recolectar”, es por eso que la luz es tan “indispensable aquí”, agregó.
Instalación
Los vecinos de las poblaciones beneficiadas por el proyecto reciben un panel solar, unos focos básicos para el área de cocina y el área común y un sistema de baterías de respaldo, con un servicio de energía de 410 vatios.
Con ello, pueden “usar la licuadora o la tele”, como comenta Alma Delia Orozco, otra de las beneficiarias del proyecto.
“De noche ya no cocinaba porque estaba oscuro”, asegura.
Gracias al sistema eléctrico, además, puede ahorrar dinero: “hasta ahora estábamos alumbrando con candil de petróleo, que nos costaba 20 pesos el litro, y nos duraba unos días”, expresa Orozco.
Con los paneles solares, las familias sólo pagan 50 pesos al mes, ya que “se cobra una tarifa mensual que, en este caso, está subsidiada por Iberdrola (que paga más del 80% de la tarifa) y se les hace un cobro mínimo a las familias”, cuenta el representante de Iluméxico (empresa que realiza la instalación de los sistemas solares), José David Peñaloza.
Sostenibilidad
La empresa mexicana no sólo se encarga de la instalación, también del “análisis, la prospección y ver el sitio para identificar cuáles son las casas en donde se van a realizar las instalaciones”, agrega.
Pero lo más importante, apunta, es que “se hace el monitoreo de que se estén usando los paneles y además se hacen visitas preventivas, correctivas y anuales y se les ofrece una pequeña capacitación para que puedan limpiar los paneles”.
De este modo, se iluminan las viviendas de los vecinos y además se crea “una comunidad sostenible, ya que el programa viene acompañado con talleres de educación ambiental para niños y adultos, para que conozcan el desarrollo de las energías limpias”, concluye Peralta.