El Sevilla perdió por 2-1 en el campo del Lens, donde agravó la crisis que sufre esta temporada, en la que lucha por alejarse de la zona de descenso en LaLiga, y se despidió de los torneos europeos tras una nefasta Fase de Grupos en la Liga de Campeones que no le permitió reengancharse a la Liga Europa, de la que es el vigente campeón y a la que accede como tercero el equipo francés.
El conjunto de Diego Alonso, muy cuestionado por los pésimos resultados, dominó en el primer tiempo, pero le faltó remate, y en el segundo el polaco Frankowski adelantó al Lens con un penalti muy protestado por los hispalenses (m.63), antes de que Sergio Ramos empatara con otra pena máxima (m.79) que el árbitro ordenó repetir al salirse de la línea de meta Samba, tras pararla en primera instancia; aunque luego Angelo Fulgini fulminó al Sevilla en el tiempo añadido.
El Sevilla, en crisis de resultados y también institucional por la guerra accionarial en el club, llegó tremendamente obligado a esta ciudad del norte de Francia, colista de su grupo con 3 puntos, a 3 del Lens, y con la obligación de ganarle para ser tercero y seguir vivo en competencia europea con el pase desde la Champions a la Liga Europa, el mismo objetivo que el cuadro galés.
El equipo del uruguayo Diego Alonso afrontó esta “final” con hasta 14 bajas, un lastre del que tenía que sobreponerse sin más porque se lo jugaba todo a una carta. Con sólo 13 jugadores del primer equipo, incluidos los canteranos Kike Salas y Juanlu -titulares en el estadio Bollaert-Delelis-, salió con un once condicionado por las ausencias, con Gudelj, Sergio Ramos y Salas en una zaga de 3 junto a un cuarteto de mediocampistas y el marroquí Youssef En-Nesyri en punta.
El conjunto español, al que sólo le valía el triunfo ante un Lens con más margen para gestionar el juego al servirle incluso el empate, dejó claro desde muy pronto que iba a por todas, dispuesto a morir matando si fuera necesario. Así, el Sevilla salió mandón, dominador del partido, con una presión alta que empequeñeció a un rival muy nervioso y contemporizador.
Al Lens le quemaba el balón en los pies, víctima de su ansiedad, todo lo contrario que al conjunto del barrio de Nervión, dominante y muy superior en una primera mitad en la que estuvo mucho más incisivo y ambicioso que un Lens apagado, temeroso y que sólo se dedicó a defender las acometidas de un Sevilla lanzado, pero que desde su control tampoco generó muchas ocasiones.
Sí tuvo una gran oportunidad a los 8 minutos el serbio Nemanja Gudelj en un libre indirecto muy cerca de la portería, por cesión de un defensa al meta Brice Samba, aunque lo despejó sin apuros la zaga francesa.
Tras varios córneres en busca del potente salto y de la cabeza de En-Nesyri, sin ningún éxito, los sevillistas mantuvieron su dominio, pero les faltó más colmillo arriba. Además, en los pocos remates que tuvo, como en un gran derechazo del croata Ivan Rakitic al filo de la media hora, Samba se lució para salvar el gol que tanto persiguieron los de Iván Alonso.
En la reanudación, el Lens salió con otra cara, más suelto y con menos nervios, y se sacudió la presión y el control que impuso el equipo andaluz en la primera mitad, lo que se tradujo en una mayor incomodidad para los andaluces. Aun así, el carrilero zurdo Adrià Pedrosa tuvo el 0-1, pero su remate sutil a centro de Gudelj se topó con el larguero en el minuto 57.
Muy poco después, la historia cambió por completo al señalar el árbitro alemán Felix Zwayer penalti, muy protestado por los sevillistas, por una entrada de Boubakary Soumaré, tras una pérdida en la medular del jugador galo del Sevilla, sobre el argentino Facundo Medina. La pena máxima la transformó en el 1-0 el polaco Przemyslaw Frankowski en el 63’.
El Sevilla acusó mucho el golpe, que, sin duda, fue un mazazo tras un buen primer tiempo porque le obligaba a una difícil remontada. Así, el Lens comenzó a merodear más por el área española, aunque los nervionenses se metieron de nuevo, y de lleno, en el choque al igualar también de penalti por un agarrón de Medina a En-Nesyri, a los 79 minutos.
El 1-1 llegó con incertidumbre, pues Samba, en una gran parada, despejó el primer lanzamiento de Ramos, aunque, avisado por el VAR, ordenó repetirlo porque el portero estaba fuera de la línea de meta y en esta ocasión el central de Camas no falló y lo batió a lo Panenka cuando sólo quedaban 11 minutos para llegar a los 90 reglamentarios.
El Sevilla insistió hasta el final, pero no puso en peligro la meta del Lens, que defendió bien el empate que le metía en la Liga Europa ante un rival impotente, ya sin fuerzas ni ideas para completar la remontada, e incluso logró el 2-1 por medio de Angelo Fulgini en una contra en el tiempo añadido para dejar totalmente decepcionados a los sevillistas, que, en diciembre y después de muchos años, se quedan fuera de los torneos europeos.