Por Miguel Ángel Gayo Macías
El relevo de poder en Polonia quedó consumado con la toma de posesión del nuevo primer ministro, Donald Tusk, y su gabinete de ministros ante el presidente polaco, Andrzej Duda, con lo que se abre una nueva era liberal y proeuropeísta en el país.
La investidura de Tusk, que ya gobernó Polonia entre 2007 y 2014, y un consejo de ministros que aúna a representantes de prácticamente todo el espectro político, marca el final de 8 años de Gobierno ultraconservador y euroescéptico, que mantenía constantes choques con Bruselas en cuestiones como el Estado de derecho.
El flamante Ejecutivo encabezado por Tusk llegó al palacio presidencial de Varsovia en un autobús que lucía la frase “Gracias, Polonia” en sus laterales, mientras algunos ciudadanos alrededor del recinto recordaban con pancartas que, hace 42 años, se introdujo la ley marcial en Polonia y se inició la transición que trajo la democracia al país en 1989.
Un largo proceso de investidura
Con la toma de posesión quedan atrás 2 meses de un tortuoso proceso de transferencia de poder en el que Duda permitió el intento de investidura abocado al fracaso de Mateusz Morawiecki y tuvo a Polonia en manos de un Gobierno interino sin mayoría en el Parlamento.
Durante la sesión del martes en la Cámara Baja, Tusk hizo un alegato en defensa del papel de Varsovia en el concierto europeo del lado de las grandes democracias y se puso como misión enmendar las disputas con Bruselas y reparar el Estado de derecho en Polonia.
Como parte de los “100 compromisos” que presentó durante la campaña electoral, Tusk, que presidió el Consejo Europeo entre 2014 y 2019, se declaró convencido de poder “traer los millones de euros de Bruselas” asignados a Polonia en los fondos de recuperación y que permanecen bloqueados debido a la reforma judicial del anterior Gobierno.
Por otra parte, se mostró contrario a aceptar cualquier cambio en los Tratados de la Unión que, en su opinión, puedan perjudicar a Polonia.
Polonia mantendrá alianzas y compromisos internacionales
Además, el líder de la coalición que gobernará durante los próximos 4 años, reafirmó la voluntad de continuar con el apoyo a Ucrania y colaborar estrechamente con sus aliados de la Alianza Atlántica y con los Estados Unidos.
El primer viaje oficial al exterior de Tusk será a Bruselas para asistir a la cumbre de la Unión Europea (UE) y los Balcanes occidentales. A continuación, viajará a Tallin para reunirse con los líderes de los países bálticos y abordar la situación en Ucrania y en la frontera con Rusia.
El ministro de Exteriores designado por Tusk será el veterano Radoslaw Sikorski, quien desempeñase ese mismo cargo y el de ministro de Defensa en el pasado, y el ministro para la UE será Adam Szłapka, con poca experiencia en la política internacional, lo que se interpreta como una señal de que será el propio primer ministro quien conducirá las relaciones con Bruselas.
Con la voluntad de “sanear la vida pública” y “gobernar para unir, no para dividir”, Tusk prometió terminar con la hostilidad institucional contra las minorías sexuales, defender los derechos de las mujeres y descentralizar el poder estatal en favor de los ayuntamientos.
Obstáculos para el nuevo Gobierno
A las posibles disensiones internas que puedan surgir en un equipo apoyado en la alianza de más de 15 partidos, se unirá la falta de sintonía que previsiblemente encontrará Tusk en Duda, leal ideológicamente al anterior Gobierno.
El Tribunal Constitucional y su poder para bloquear iniciativas legales será otro obstáculo a salvar por el nuevo Gobierno, como quedó de manifiesto esta semana con 2 sentencias que declararon inconstitucionales las sanciones del Tribunal de Justicia de la UE y la enmienda a la reforma judicial de la que depende el desbloqueo de los fondos de recuperación.
Previamente a su toma de posesión, tanto Tusk como los miembros de su gabinete han criticado duramente al Gobierno saliente por “dilapidar cantidades ingentes” durante su mandato en funciones, con compras de armamento y gastos millonarios, en vez de “limitarse a mantener en funcionamiento las instituciones sin tomar ninguna decisión a largo plazo”.
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