El Tour de Francia entró en territorio francés, tras las 2 primeras etapas íntegramente disputadas en el País Vasco español y con ello despertó la preocupación sobre la posible incidencia que puedan tener los disturbios de los últimos días en el país.
La muerte del joven Nahel, abatido por un policía, provocó una ola de altercados protagonizados por jóvenes de la periferia de varias ciudades, que comenzó en París y se ha trasladado a otras grandes metrópolis durante 6 noches consecutivas.
Las 2 últimas noches han sido algo más tranquilas, aunque el futuro del movimiento es imprevisible y las autoridades francesas siguen haciendo importantes despliegues de fuerzas del orden.
Por el momento, los organizadores de la prueba se muestran confiados mientras las autoridades no barajan la hipótesis de la suspensión. Tampoco se ha modificado el dispositivo de seguridad que rodea tanto la carrera como la caravana, que ya de por si es muy nutrido.
El Tour avanza con la misma incertidumbre con la que el país se acuesta cada día sin saber si se vivirá una nueva noche de disturbios, que el Gobierno considera que “no es una revuelta de barrios deprimidos”, sino la acción de grupos de delincuentes.
En los últimos días, el Ministerio del Interior está desplegando hasta a 45 mil agentes para garantizar la seguridad en el país, un dispositivo importante que muestra la preocupación con la que las autoridades afrontan el asunto.
El tour mantiene sus planes sin cambios
El Tour no va, por ahora a modificar sus planes y la burbuja de seguridad será similar, con 28 mil agentes, pagados durante esos días por la organización, a lo largo de toda la carrera.
Además de garantizar las medidas necesarias durante el recorrido de los ciclistas, también tienen bajo su cargo la seguridad de los hoteles donde pernoctan los equipos, uno de los puntos que más preocupación generan.
La caravana del Tour arrastra a unas 4,500 personas que, cada noche, llenan los hoteles de la zona en la que termina la etapa, lo que supone muchos puntos por vigilar.
La caravana se asienta en un primer momento en Bayona, donde en los últimos días no se han producido disturbios.
Etapas potencialmente delicadas en Pau y Burdeos
Las cosas pueden complicarse más cuando el Tour llega a Pau, ciudad que sí ha registrado enfrentamientos entre radicales y las fuerzas del orden, pero sobre todo con llegada a Burdeos, uno de los puntos que más tensión ha generado.
La preocupación es más patente entre los directores que entre los ciclistas que, como aseguró el líder de la general, el británico Adam Yates, están en una burbuja y apenas escuchan lo que sucede en el exterior.
Pocos días después de haber sido elegido al frente del Comité Nacional Olímpico y Deportivo Francés (CNOSF), David Lappartient se esforzó en insistir en el mensaje de que “el deporte une” y el Tour puede hacerlo en este momento tan delicado para el país.
“El Tour sólo paró con las guerras mundiales. Incluso el de 1998, con todos los escándalos de dopaje, pudo terminarse. Y durante la pandemia también se corrió en 2020. El Tour ha superado muchos desafíos y estoy convencido de que superará también este”, dijo.