El Gobierno canadiense evitó solicitar a las autoridades israelíes que acaten la decisión de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), algo que sí hicieron la Unión Europea (UE) y otros países.
Tras conocerse la decisión de la CIJ de exigir a Israel que tome “todas las medidas a su alcance para prevenir la comisión de un genocidio” y “adoptar medidas inmediatas y efectivas”, la ministra de Asuntos Exteriores, Mélanie Joly, señaló en un comunicado que Ottawa “seguirá apoyando el derecho de Israel a existir y defenderse”.
La responsable de Exteriores canadiense repitió la postura que Ottawa ha mantenido desde el inicio del conflicto armado de que el apoyo de Canadá a la CIJ no significa que el Gobierno canadiense acepte “la premisa del caso presentado por Sudáfrica”.
Joly añadió que nada puede justificar el ataque del 7 de octubre por parte de Hamas contra el territorio israelí y que Canadá sigue “profundamente preocupada” por la dimensión de la crisis humanitaria en la Franja de Gaza.
Insistió en que “Hamas debe liberar a todos los rehenes, dejar de utilizar a los civiles palestinos como escudos humanos y deponer las armas”.
Pero a diferencia de otros países, como la Unión Europea (UE), que ha pedido la aplicación inmediata de la orden de la CIJ de prevenir un genocidio en Gaza, Joly se abstuvo de demandar a Israel que cumpla con el tribunal.
La posición de Ottawa fue criticada por grupos como Canadienses por la Justicia y Paz en Oriente Medio (CJPME, por sus siglas en inglés), que afirmó que “Canadá ha abandonado sus obligaciones para prevenir el genocidio”.
CJPME ya criticó a Joly el jueves, cuando en un comunicado la ministra canadiense elogió al nuevo ministro de Asuntos Exteriores israelí, Israel Katz.
Este viernes, la CIJ señaló a Katz como uno de los ministros israelíes que han expresado su apoyo al castigo colectivo de la población civil palestina, lo que puede constituir un crimen de guerra.