Por Sara Muñoz
La expresión inglesa crush, además de haberse convertido en uno de los extranjerismos preferidos por las generaciones más jóvenes para representar el concepto de enamoramiento repentino, se ha hecho hueco en el mundo de la publicidad como reclamo de un producto atractivo para el consumidor.
Este término cobra particular sentido en un sector tan internacionalizado como el turístico, que tras un año dulce en el que dio por superada la recuperación poscovid, acude a la 44 edición de la feria de turismo de Madrid Fitur, con una oferta cada vez más especializada, diseñada para coquetear con el visitante profesional y el viajero decidido.
Vuela con Campanilla
También funcionará con sus más fervientes seguidores, esos que bloquean su agenda para asistir a este evento, cuyo país invitado este año es Ecuador.
Más allá de las exhibiciones de folclore autóctono -especialmente deslumbrantes los pabellones 1 (África) y 3 (América)-, el público de todas las edades disfrutará de Disney Destinations, una experiencia “con mucha magia”, según explican a EFE desde este espacio.
El pasajero podrá analizar sus superpoderes o ver, gracias a la realidad virtual, el camarote, el teatro, el vestíbulo principal y la sala de juegos, ambientada en la película Toy Story, de un crucero Disney.
La ruta termina con un trayecto en avión, de unos 3 minutos y con un aforo de 10 personas -más Campanilla y su polvo de hadas-, hacia los parques temáticos del grupo, con motivo de la promoción del vuelo directo Madrid-Orlando que operará este verano Iberojet (Ávoris).
Aventura y tecnología
Los amantes del riesgo, en cambio, podrán atreverse con la tirolina instalada por Puerto Rico en la zona exterior -quién sabe, lo mismo el cantante boricua Luis Fonsi se animó a ello durante su visita-, mientras los menos iniciados optan por el parapente sin salir del stand de Perú, donde se agasajará con café.
La tecnología también estará presente en Cataluña (noreste de España), que además de ofrecer la primera marca sonora de un destino, permite al visitante navegar por sus aguas a bordo de un barco de regatas.
Fitur es, de nuevo, ese cosmos que aúna modernidad y tradición, como prueba Asia, donde Japón y Corea se disputan el público con demostraciones, casi contraprogramadas, de artes marciales -aikido y taekwondo, respectivamente- y talleres de caligrafía y artesanía.
Chile, por su parte, presume de haber inspirado a la película nominada al Óscar La sociedad de la nieve, dirigida por el español Juan Antonio Bayona, y recuerda que el conocido como “milagro de los Andes” ocurrió en una de sus regiones.
Catas y música
Cerca, Paraguay despliega un combo que siempre triunfa: tragos a base de caña paraguaya, y una “merienda típica”, el mbeyú o tortita de almidón de mandioca y queso fresco, y cocido.
Como en Perú, el café tampoco falta en Colombia, mientras que, en España, Asturias encandila con la cata de su clásica sidrina.
Junto con las atracciones gastronómicas -ínfimas en comparación con las de las jornadas profesionales-, la música y el brilli-brilli tomarán la feria con el ganador de la gala drag queen del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria Drag Shiky.
Sostenibilidad
La cita viene demostrando ser una “hija de su tiempo”, sirviendo de termómetro de tendencias en el turismo, el ocio y el entretenimiento, pero, sobre todo, de un cambio social que este año se hace más palpable.
Un ejemplo es la reivindicación de la sostenibilidad, bien a través de la reutilización de estructuras -hay stands que no han mutado-, del empleo de materiales respetuosos con el medio ambiente o de la difusión de prácticas como el alquiler de vehículos…eléctricos.
Cambió, asimismo, el enfoque de la oferta para vender cultura, como Serbia, que presenta la Expo Belgrado 2027, un diseño made in Spain que venció a la candidatura de Málaga, o Huelva, que invita a “atardecer en Marte” o en el entorno del río Tinto, lugar frecuentado por la NASA.
Pero si algo llamó la atención a los visitantes profesional fue el pabellón 5, dedicado al Andalusian Crush, campaña con la que Andalucía ha revisitado de forma solemne sus tesoros a la caza, fundamentalmente, del turista internacional.
“¿Cuánta Alhambra puede aguantar tu corazón?”, dicen sus vinilos. Una pregunta trampa porque de todos es sabido que la Alhambra es como aquella persona querida que ya no está: siempre vuelves a su recuerdo por mucho que pueda doler.
En suma, lejos quedó ese Fitur “efecto 2000” en el que el sol y playa asaltaba a las familias, en el que las esperas por botellas de vino, paraguas y otros suvenires podían ser de horas, o en el que las maletas, entonces sorteadas in situ -o incluso, regaladas- convertían el paseo en una yincana interminable.
Porque la feria, como el sector, maduró, se transformó, y ya no busca el crush fácil con las masas, sino con un viajero que encarne un turismo de calidad y aporte valor añadido a la actividad, a sus trabajadores y a la economía en su conjunto.
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