El Girona recuperó el liderato de LaLiga tras derrotar con un gol de Portu al RC Celta, que se encontró con un gigantesco Gazzaniga en el primer tiempo y se desinfló en el segundo, lo que motivó que sus aficionados volvieran a pedir la salida de Rafa Benítez al finalizar el encuentro.
Antes de encarar un mes de febrero decisivo para sus aspiraciones ligueras, en el que se medirá de manera consecutiva a Real Sociedad, Real Madrid y Athletic, el equipo de Michel recuperó su mejor versión para demostrar que la derrota copera en Mallorca no fue más que un pequeño accidente.
El Celta volvió a entrar al partido con muchas dudas en defensa, como si todavía no asimilara el golpe de la Real Sociedad en la Copa. En apenas 10 minutos, el Girona ya había avisado con un disparo lejano de Yangel Herrera, tras un doble error de Starfelt y Manu Sánchez a la hora de despejar el balón, y 2 cabezazos del ucraniano Artem Dovbyk que obligaron a Guaita a lucirse, sobre todo en el segundo con una espectacular parada abajo.
El equipo de Michel juega de forma alegre, avalado por su posición de privilegio en la tabla. Se siente cómodo masticando sus ataques, pero también cuando tiene que buscar rápidas transiciones. La riqueza ofensiva del Girona encontró respuesta en el Celta, que no acusó el gol de Portu tras una jugada coral de su equipo.
Por primera vez desde su llegada al banquillo de Balaídos, Rafa Benítez juntó a sus 3 delanteros (Aspas, Larsen y Douvikas). El técnico madrileño renunció a su pizarra, y sus jugadores lo agradecieron. Solo su falta de acierto explicó que el Girona mandara al descanso porque el argentino Paulo Gazzaniga fue el mejor de los blanquirrojos en el primer tiempo.
El Celta atacó mucho y disfrutó de numerosas ocasiones. La primera de ellas incluso antes del gol visitante, pero Gazzaniga mostró sus reflejos después del potente disparo del lateral derecho Mingueza, que finalizó una buena jugada del otro lateral, Manu Sánchez.
Lejos de agachar su cabeza, el Celta se desmelenó tras el 0-1. Entre Gazzaniga y el larguero evitaron el empate después de un cabezazo de Larsen. Un minuto después, el portero argentino volvió a aparecer en el mano a mano con Douvikas, que disfrutó de las más clara en el minuto 38, tras un monumental error del central Arnau Martínez, pero finalizó muy mal ante el guardameta, pese a estar completamente solo.
Pero la segunda parte fue otra historia. El Celta se apagó en ataque y Benítez movió el banquillo para refrescar a un equipo que se había quedado sin fútbol, lo que desesperó a su afición, que reaccionó con gritos de “¡Benítez vete ya, Benítez vete ya!” cuando su entrenador apostó por Jailson y Ristic.
Los minutos pasaban y el partido siguió equilibrado, con el Girona demasiado cómodo por la falta de fútbol de su rival en la falta de creación. El Celta se había convertido en una sombra del que había sometido por momentos al equipo de Michel, que también refrescó su once con la entrada de Iván Martín. En la recta final, el Celta se volcó pero sin demasiadas ideas para inquietar a un Girona que aguanta el ritmo del Real Madrid.