La violencia en los estadios ha empañado el arranque del Torneo Apertura en Paraguay, donde con apenas 3 jornadas disputadas se contabiliza un muerto, una treintena de detenidos y un partido suspendido a raíz de una batalla campal entre aficionados.
El problema parece superar lo deportivo y apunta, según la propia gerencia del futbol local, a un posible “submundo” generado por las drogas.
El mítico Estadio Defensores del Chaco fue escenario este lunes de un nuevo capítulo de violencia. Dos barras de Cerro Porteño, “La Plaza” y “Comando”, se enzarzaron en una gresca en la que llovían sillas y palos, mientras familias trataban de huir y resguardar a niños y jóvenes.
Con el marcador igualado a cero, el partido entre Cerro Porteño y 2 de Mayo fue suspendido cuando ya había alcanzado su segunda etapa.
La Policía dio cuenta de 3 heridos. El equipo Azulgrana indicó que su capitán, el argentino Diego Churín, fue alcanzado por un objeto contundente en la cabeza.
No se contabilizaron detenidos, de acuerdo a la Fiscalía, salvo unos 19 retenidos antes del compromiso por consumo de bebidas alcohólicas, de los cuales 18 recuperaron su libertad horas después.
Un problema que rebasa los estadios
El vicepresidente de la Asociación Paraguaya de Futbol (APF), Javier Díaz de Vivar, confirmó a EFE que desde hace ya 20 años se registran choques entre barras, con algunos picos de violencia.
Pese a la reiteración de los incidentes, la APF no dispone de datos ni estadísticas de la cantidad de heridos en los estadios. Tampoco realiza seguimiento de los casos judicializados.
La inauguración del torneo profesional terminó en tragedia: un hincha de Olimpia murió de un disparo en la espalda en la localidad de Ñemby, después de que el autobús en el que se movilizaba junto a otros fanáticos fue presuntamente atacado por seguidores de Cerro Porteño.
Frente a lo ocurrido el lunes, Churín aclaró en una rueda de prensa que el Cerro Porteño queda “exento de todo lo que haya pasado fuera del campo”.
La APF también se pronunció en contra de la violencia. No obstante, apuntó que el problema “claramente no es el futbol ni solamente del futbol”.
La dirección del balompié paraguayo se declaró consciente de que lo sucedido “es un problema de fondo, que parte desde la delincuencia y el submundo generado por el consumo de drogas y el microtráfico”.
En ese contexto, Javier Díaz de Vivar detalló a EFE que los protagonistas de la violencia “no son aficionados de equipos, son delincuentes comunes y drogadictos, que disfrazados de aficionados acuden a los estados para cometer hechos delictivos”.
También el senador paraguayo y exdirigente de Cerro Porteño (2003-2009) Luis Pettengill deploró los hechos en un medio local y aseguró que “La Plaza y “Comando” son 2 bandas que “se pelean supuestamente por microtráfico”.
Por ello, pidió que su entrada debería ser vetada de por vida.
El fenómeno de las barras bravas llevó a que la APF, el Ministerio del Interior y la Policía acordaran el uso de tecnologías de reconocimiento facial, para identificar personas y alimentar una base de datos conjunta. No se ha precisado desde cuándo se implementará la medida.