El Real Madrid cosechó su cuarta derrota de la temporada en la Euroliga, todas ellas a domicilio, al no ser capaz de reponerse en la pista del EA7 Emporio Armani Milán (81-76) de un aciago primer tiempo en el que llegó a perder de 21 puntos.
Encaraba el duelo el conjunto español con el estímulo que suponía cerrar su clasificación para los playoffs de la competencia con 8 citas aún por disputarse. Para ese objetivo recuperaba además a Walter Tavares y a Sergio Llull, a los que por momentos había echado de menos durante sus lesiones.
La noche empezó bien para los de Chus Mateo, finos en ataque y anotando con comodidad para firmar un 5-12 que obligó a Ettore Messina a pedir el primer tiempo muerto. Esa buena dinámica la prolongaron hasta el 15-19, certificado con 2 libres del bosnio Dzanan Musa. Lo que vino después hasta el descanso fue un drama en acto y medio, un colapso visitante que nadie veía venir.
Shavon Shields, que ya había avisado antes, abrió el fuego con 5 puntos seguidos y se le unió en la labor de ejecutor un viejo amigo y ahora enemigo del madridismo, Nikola Mirotic. El montenegrino disparó con precisión y sin piedad alguna hasta colocar 11 puntos en fila entre el final del primer cuarto y el comienzo del segundo. Juntos firmaron 22 de los 26 puntos que llevaba su equipo a esas alturas.
Y el Real Madrid, mientras, clavado en el 19. Ni siquiera ayudaba el banquillo, que a la postre solo transformó 3 puntos en la mitad de arranque. Cuando al final salió de ese bloqueo en el que estaba, con un pírrico tiro libre de Walter Tavares para romper un parcial de 21-0, ya parecía muy tarde (36-20, min.25).
Los 16 puntos de renta al favor del cuadro italiano pesaban demasiado, más teniendo en cuenta que este no estaba dispuesto a dimitir en su eficacia desde el lanzamiento exterior y ni en su fortaleza en la defensa interior. Al descanso el Milán doblaba en rebotes a su rival, 26-13; y solo había concedido 4 canastas de 2, 3 en los primeros 4 minutos de partido y otra a falta de 2 segundos para el intermedio (48-29, min.20).
Dadas las circunstancias, el plantel madrileño solo podía mejorar. La cabeza fría le llevó a ponerse a 14 gracias a un triple de Gabriel Deck en el ecuador del tercer cuarto. Y aunque recibió 5 puntos seguidos de Rodney McGruder que devolvieron el +19 que había al paso por vestuarios, se rehízo de nuevo con un 0-7 que rebajó la distancia a los 12 con los que afrontó los 10 minutos definitivos.
Lo que por momentos parecía imposible, un visitante que diese muestras de constantes vitales en el último cuarto, había sucedido. Aún en esas unos y otros estuvieron 2 minutos sin meter la pelota en el aro, dinámica negativa que quebró Mirotic con un triple.
Y entonces se confirmó la resurrección del Real Madrid. Sergio Rodríguez tomó el timón y capitaneó el barco en la que fue su casa, con 2 triples y una asistencia para el alley oop de Vincent Poirier. Remaron también con ellos Guerschon Yabusele y Sergio Llull, y de repente un parcial de 2-15 situó al equipo a tres. Ver para creer.
Sin embargo, si había alguien en la pista que no estaba dispuesto a que hubiese remontada ese era, cómo no, Mirotic. Su orgullo, sumado a su calidad y su competitividad, despertaron esa versión que le convierte en uno de los mejores jugadores de Europa. Y eso son palabras mayores.
El balcánico levantó de nuevo al Milán y tiró del equipo todo lo que pudo, al menos para mantenerle por delante hasta el tramo final. Tuvo el empate el Real Madrid de haber acertado con los triples, pero eso no sucedió. Y un robo de Shields y el posterior viaje a canasta sellado con 2 libres terminó por decantar la balanza.