El área metropolitana de Buenos Aires (AMBA, que incluye la capital argentina y las localidades del conurbano circundante) se encuentra este miércoles en alerta roja por “tormentas fuertes” y la posible llegada de “fenómenos metereológicos excepcionales”.
Según informó el último boletín del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), de las 6:10 de la tarde, el AMBA es la zona más afectada por las fuertes tormentas que se han registrado desde la pasada madrugada, pero también se encuentran bajo la alerta roja zonas de las provincias de Santa Fe y Entre Ríos (este) e, incluso, se adentra en la parte suroriental de Córdoba (centro).
El Ministerio argentino de Defensa difundió la alerta roja del SMN y recomendó a la población “estar en resguardo, tomando las medidas de precaución necesarias”.
Desde la pasada madrugada, tanto la capital argentina como, especialmente, su entorno -con localidades especialmente dañadas, como Avellaneda o La Plata– quedaron afectados por fuertes tormentas y vientos, que causaron cuantiosos daños materiales y la cancelación o demora de vuelos en los principales aeropuertos.
El operador del aeropuerto internacional Ministro Pistarini, situado en Ezeiza (provincia de Buenos Aires), y el Aeroparque Jorge Newbery, de la capital argentina, informó que, debido a las condiciones meteorológicas, “los vuelos pueden verse afectados con demoras o cancelaciones”; también se coteja que hubo vuelos desviados en la web de Aeropuertos Argentina 2000.
A las 3 de la tarde, más de 35 mil usuarios seguían sin servicio eléctrico en el área metropolitana de Buenos Aires, según el ente regulador de la electricidad.
En su habitual rueda de prensa en la Casa Rosada (sede del Gobierno), el portavoz presidencial, Manuel Adorni, expresó su solidaridad con los afectados por las fuertes lluvias y las inundaciones y aseguró que “cualquier requerimiento de los lugares inundados será atendido”.
Adorni aseguró que los trabajos operativos y de logística ya se están llevando a cabo en las zonas más afectadas por el temporal.
Las intensas lluvias no dan descanso al centro-este del país desde la semana pasada en un particularmente lluvioso mes de marzo, lo que, sumado a las altas temperaturas, aumenta el riesgo de crecimiento en las cifras de dengue, entre otros peligros.
