Mejorar la interoperabilidad de los sistemas de información y los datos de los pacientes son objetivos de la digitalización de los sistemas de salud, pero “debe haber una política pública bien definida y con presupuesto establecido” para llegar a ello, afirmó el cofundador y director general de Instituto de Investigación e Innovación Farmaceútica (Inefam), Enrique Martínez.
En esta idea coincidieron el resto de participantes invitados a la mesa “Salud 4.0: Digitalizada y Centrada en el Paciente”, celebrada en el marco del Healthcare Innovation Summit organizado por Bamberg Health en Ciudad de México.
Aunque ha habido “algunas iniciativas” relacionadas con la digitalización en los sistemas de salud, la adopción de este tipo de tecnologías en el área pública “es prácticamente nula, hay esfuerzos muy aislados de algunas secretarías de estado que, en cada cambio de Gobierno, se pierden”, añadió el director general del Grupo Mexicano de Hospitales, Bernardo Altamirano.
Por ejemplo, propuestas en materia de teleconsulta, de telemedicina o de sistemas para crear recetas electrónicas, que buscaban establecer disposiciones claras de cómo se adoptan estas herramientas en el ámbito de la salud pública, han quedado paralizadas en esta legislatura, según explica el coordinador de asesores de la Cámara de Diputados de México, Carlos Arias Guzmán.
“El uso de estas herramientas -agrega- se va a detonar a partir de tener claridad y certeza jurídica para que su adopción sea plena y exista a nivel de ley la obligación de asignar los presupuestos correspondientes para la adopción de estas tecnologías y el marco que permita que esto avance”.
Poner en el centro al paciente es otro de los retos en el que, según los expertos, la digitalización de los sistemas de salud puede aportar beneficios y en el que se debe poner el foco.
Para empezar, la medicina “no tiene que ser reactiva”, sino que debe “buscar a la persona saludable para poder aplicar un modelo de medicina preventiva y todo lo que eso conlleva”, comentó Altamirano.
Esto, “implica que la persona no tenga que ir obligatoriamente al centro para recibir una consulta y va más allá de una teleconsulta. Debe haber programas de seguimiento que pueden realizarse a través de las herramientas tecnológicas adecuadas”, puntualizó.
Así, el primer paso es “promover una mayor cultura de cuidar la salud”, que será más fácil de conseguir acompañada de la tecnología necesaria, argumentó Martínez.
“Si ponemos el paciente al centro tenemos que ver cómo hacer responsable a cada persona de su salud y de su condición”, agregó.
Para finalizar el encuentro, los participantes también propusieron la construcción de un sistema de información en salud interoperable que sea capaz de integrar los datos de los pacientes.
Asimismo, subrayaron la importancia de que la salud “no sea un tema político” porque, como concluyó Martínez, “las tecnologías deben hacerse llegar al paciente y es necesario tener una visión a largo plazo que no esté sujeta a ideologías”.