La región de Chiapas se encuentra sumida en un conflicto bélico que ha concentrado gran atención debido a la creciente intensidad de los carteles criminales y los procesos de militarización, denunciaron organizaciones indígenas y civiles.
En este escenario, los pueblos indígenas conocidos como “zapatistas” padecen un entorno marcado por el miedo y el terror, mientras luchan por alcanzar su anhelado objetivo: la paz.
Es por ello que el Foro Nacional, con la consigna Alto a la guerra contra los pueblos zapatistas, organizó este lunes y martes, 4 mesas de trabajo (violencia, justicia, paz y arte).
La finalidad del evento fue aportar ideas, reflexiones y propuestas que permitan combatir la violencia hacia los pueblos indígenas chiapanecos y promover la justicia y la paz con autonomía, así como de impulsar que se reconozca que en Chiapas se vive una guerra.
Araceli Osorio, activista, respondió a EFE que, para lograr la paz, es imperativo transitar el dolor, organizar la rabia y defender la alegría.
Además, enfatizó la importancia de reconocer las pequeñas luchas que contribuyen a evitar la guerra, señalando que si no se atienden estos aspectos, se enfrentará un horizonte difícil en el sureste mexicano.
“La paz y la guerra están intrínsecamente relacionadas; si no existiera la paz, tampoco habría guerra, y viceversa. Buscar la paz implica abordar las causas de los conflictos y trabajar para resolverlos pacíficamente. La verdadera paz no es solo la ausencia de guerra, sino la construcción de un mundo más justo y equitativo para todos”, reflexionó.
Guerra en Chiapas
La guerra que asola a Chiapas ha dejado a su paso un doloroso rastro de numerosas víctimas, desapariciones y la devastación de territorios y se incrementa día a día, reconocieron miembros de las comunidades zapatistas y defensores de los pueblos originarios.
Dolores González, coordinadora de Servicios y Asesoría para la Paz (Serapaz), indicó que los grupos del crimen organizado y paramilitares, que infunden miedo y terror en la población mexicana en el sur del país, cuentan con la protección de las instituciones del Estado mexicano.
Esta preocupante complicidad, ahondó González, ha generado una situación alarmante, donde la seguridad y los derechos de la población están en riesgo, resaltando la necesidad urgente de abordar este grave problema para restaurar la paz y la tranquilidad en la región.
“Tenemos en el país 2 componentes fundamentales de la creciente guerra: la intensidad de los carteles criminales en la vida del país y su complicidad de siempre con funcionarios e instituciones del estado”, refirió Carlos González, abogado y coordinador del congreso nacional indígena.
Asimismo, el defensor legal estimó que un segundo factor son los procesos de militarización que se han incrementado desde 2018, con la creación de la Guardia Nacional, que sustituyó a la hoy extinta Policía Federal.
La coordinadora de Serapaz insistió en que la guerra ha dejado de ser simplemente un medio para alcanzar un fin, convirtiéndose en un generador de mercados enormes y altamente lucrativos para la delincuencia organizada.
Para impedir que la guerra avance aún más, es esencial promover el diálogo y la acción entre los afectados por estos conflictos, alentándolos a no permanecer en silencio.
Por ende, Magdalena Gómez, abogada especialista en derecho indígena, recalcó que en la búsqueda de la paz, resulta indispensable librar una guerra contra el silencio.