El número de muertos por los ataques perpetrados este lunes por disidentes de las FARC en el suroeste de Colombia ascendió a 4, informó el ministro de Defensa, Iván Velásquez.
Las 4 víctimas mortales son 2 policías y 2 presos que estaban en la estación de esa institución que fue hostigada durante 2 horas por miembros de una facción del Estado Mayor Central (EMC), la principal disidencia de las FARC, en el municipio de Morales, en el convulso departamento del Cauca.
“Fueron asesinados los patrulleros Diego López y Jaime Calderón, también (hay) 3 heridos que afortunadamente se encuentran fuera de peligro. Murieron igualmente en este atentado terrorista 2 personas privadas de la libertad que se encontraban en esta estación de Policía en Morales”, señaló Velásquez, que viajó al Cauca a atender la situación.
Los criminales, miembros del dividido EMC, hostigaron durante unas 2 horas la estación policial de Morales, a donde la fuerza pública llegó horas después a apoyar a los policías y a recuperar el control.
El director de la Policía, general William Salamanca, detalló que tras restablecer el control, las autoridades enviaron equipos de antiexplosivos porque tienen “informaciones” sobre posibles artefactos en ese municipio.
Durante la jornada también resultaron heridas 6 personas por la detonación de una motocicleta-bomba a las 6:15 de la mañana hora local en cercanías de un hotel donde se hospedan uniformados que están “fortaleciendo la seguridad del municipio” de Jamundí, en el departamento de Valle del Cauca.
También hubo un hostigamiento a una subestación de la Policía en el pueblo de Robles, que hace parte de Jamundí, controlado sin mayores problemas por las autoridades.
Allí, precisó Salamanca, fueron detenidas 3 personas, así como “un menor aprehendido con información importante que hará parte de la investigación”.
Los ataques del EMC se han intensificado en esa región del país luego de que en marzo pasado el Gobierno suspendiera el cese el fuego bilateral en los departamentos de Nariño, Valle del Cauca y Cauca por la violencia de ese grupo armado contra indígenas y contra la fuerza pública.
En respuesta, el Ejército ha intensificado sus operaciones ofensivas en los últimos meses en el Cauca, que se ha convertido en uno de los escollos de las negociaciones de paz entre el Gobierno y el EMC.
El diálogo está empantanado desde que el EMC se dividió en 2 y el Gobierno dejó fuera de la mesa de negociación a los disidentes del suroeste del país, que son los grupos más violentos y los que más ataques cometen.