El centro de Israel, incluido Tel Aviv, sufrió por primera vez en unos 4 meses un ataque con cohetes, que no causó heridas ni grandes daños, y que fue reivindicado por los terroristas de Hamas, cuyo brazo armado lo calificó como una “respuesta a las masacres sionistas contra civiles”.
El Ejército de Israel informó de que los ocho proyectiles se dispararon desde Rafah, en el extremo sur de Gaza, donde las fuerzas armadas mantienen desde el 6 de mayo una ofensiva que ha llevado a la evacuación de casi un millón de personas hacia otros puntos del territorio palestino.
“Los cohetes disparados desde Rafah hoy prueban que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) deben operar en cada lugar desde el que opera Hamas, las FDI continuarán actuando donde sea necesario”, declaró el miembro del Gabinete de Guerra, Benny Gantz, en una visita a las comunidades fronterizas con Gaza en defensa de la polémica ofensiva.
El ataque desde el enclave sureño llega en una jornada en la que al menos 6 civiles murieron -incluidos niños- a causa de los bombardeos contra una casa. También el campamento de refugiados de Ybina, de esa urbe, fue objetivo del fuego israelí lo que dejó más bajas entre los civiles palestinos.
Las tropas hebreas señalan que durante la pasada noche atacaron “dos lanzacohetes” localizados en la zona de Rafah que apuntaban hacia Kerem Shalom y que mataron a terroristas que abrieron fuego contra ellos.
Los combates continúan en Rafah con la orden que emitió la Corte Internacional de Justicia (CIJ) para la detención “inmediata” de la ofensiva israelí como telón de fondo, y tras la que el Ejército intensificó sus ataques.
El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, visitó Rafah y reivindicó la ofensiva ante los militares: “Nuestros objetivos en Gaza se enfatizan aquí en Rafah: destruir a Hamas, devolver a los rehenes y mantener la libertad de actuación”.