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COLUMNA: Ciencia y Futuro

Por Redacción Jun13,2024 #Opinión

Glía entérica y su relación con la microbiota intestinal

Por Doctora Georgina Valencia Cruz*

El tracto gastrointestinal es un sistema orgánico complejo y fundamental para la salud y el bienestar, ya que proporciona los nutrientes necesarios para todas las funciones corporales mediante la digestión de los alimentos, la absorción de nutrientes y la eliminación de desechos del cuerpo. Su modulación está regida por el Sistema Nervioso Entérico (SNE), compuesto por las redes mientérica y submucosa ubicadas en la pared intestinal, y conformado por neuronas y células gliales de diversos subtipos.

La glía entérica, durante mucho tiempo considerada como parte del soporte estructural de las neuronas entéricas, desempeña un papel vital en las funciones gastrointestinales que permiten la homeostasis intestinal (mantener estables las condiciones del intestino). A diferencia de las neuronas, la glía entérica no es excitable, es decir, no presenta cambios significativos en su voltaje celular. Forma parte de una red de comunicación en donde la señalización por calcio intracelular e intercelular permite integrar la información que transmite a las neuronas, células gliales, células inmunes y otras células del microambiente intestinal.

Localizada en los ganglios entéricos, capas del músculo liso y mucosa intestinal, la glía entérica se clasifica en 4 tipos según su localización y forma: morfología tipo I (en los ganglios con forma de estrella), tipo II (forma más elongada en el espacio intergangliónico), tipo III (en la mucosa) y tipo IV (células gliales intramusculares). Entre sus principales funciones destacan la motilidad intestinal, la regulación de la secreción, la neuroinflamación, la inmunomodulación y, recientemente, el papel sobresaliente en la interacción con la microbiota intestinal y la homeostasis intestinal.

La microbiota intestinal, compuesta por los microorganismos que habitan nuestro intestino, promueve un estado de equilibrio que asegura la homeostasis corporal. El tubo digestivo alberga el 95% de las bacterias de nuestro organismo, las cuales participan en vías metabólicas concretas, aseguran un aporte vitamínico suficiente, producen ácidos grasos de cadena corta, estimulan el sistema inmunitario, metabolizan sustancias no digeribles y previenen la colonización por patógenos. Factores como la dieta, las interacciones inmunes y genéticas, los antibióticos y el estilo de vida pueden impactar profundamente en esta comunidad microbiana, provocando alteraciones conocidas como disbiosis intestinal, que pueden afectar el correcto funcionamiento del organismo y están asociadas a patologías inflamatorias.

La glía entérica, debido a su ubicación, interactúa directamente con los microorganismos de la luz intestinal y con distintos tipos celulares, favoreciendo una efectiva señalización intercelular. Se ha demostrado que la microbiota es necesaria tanto para el desarrollo como para el mantenimiento continuo de la glía entérica. Además, la glía entérica juega un papel importante en el mantenimiento de la barrera epitelial intestinal y en la regulación de la respuesta inmune en la mucosa. Ante estímulos específicos como inflamación, moléculas derivadas de microbios o lesiones, la glía se activa y adquiere un fenotipo denominado “glía reactiva”, aumentando su capacidad proliferativa y modificando la expresión de marcadores y receptores de superficie, así como la secreción de moléculas proinflamatorias.

El estudio de las células gliales entéricas ha cobrado un interés especial debido a los nuevos hallazgos en la investigación de la microbiota intestinal y su impacto en la fisiopatología intestinal. Investigaciones en este sentido, como el proyecto “Contribución de la señalización purinérgica en la inflamación intestinal asociada a la obesidad: resistencia a la insulina y diabetes tipo 2 y su posible implicación terapéutica”, dirigido por la Doctora Andrómeda Liñán-Rico en el Centro Universitario de Investigaciones Biomédicas de la Universidad de Colima, buscan profundizar en estos complejos procesos de señalización en la inflamación intestinal. Mi participación en este grupo se enfoca en estudios de cultivos celulares e inmunohistoquímica para localizar la participación de diferentes blancos celulares en estos fascinantes procesos.

Para mayor información, consulte el siguiente enlace: https://www.cell.com/neuron/fulltext/S0896-6273%2814%2901146-5

*Responsable del Laboratorio de Uso Común del Centro Universitario de Investigaciones Biomédicas de la Universidad de Colima  

Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

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