Cada 13 de junio, la comunidad de Tecomán se viste de gala para celebrar a San Antonio de Padua, conocido popularmente como el santo patrono de las cosas perdidas y el santo del amor. La festividad se convierte en una jornada llena de música, baile y fervor, atrayendo a un número creciente de devotos que llegan al templo de San Antonio para rendirle homenaje.
Su festividad es una fecha especial en muchos calendarios religiosos y, en Tecomán, la celebración cobra vida con un entusiasmo notable.
María Luisa Urdiales Parral, una vecina de la tradicional colonia comparte su testimonio sobre el creciente fervor hacia el santo. “Este año ha aumentado el número de personas que vienen a venerarlo, especialmente jóvenes que le piden encontrar una pareja”, comenta. Su observación refleja un resurgimiento en la fe y la esperanza depositada en San Antonio por parte de las nuevas generaciones.
Para María Luisa, San Antonio es un santo muy milagroso y a pesar de estar casada, María Luisa mantiene su devoción y participa en la tradición del baile en honor al santo. “El mariachi toca las mañanitas y al final una persona toca el puro violín”, describe con emoción, subrayando la importancia de la música en la celebración.
La tradición dicta que los solteros, solteras y viudos que le bailen a San Antonio podrán encontrar una pareja. Sin embargo, María Luisa aclara su propia motivación: “Yo no le voy a pedir otro, yo solo le bailo por devoción”. Su testimonio es un reflejo del profundo respeto y la fe inquebrantable que muchas personas sienten hacia este santo.
La celebración de San Antonio en Tecomán es un evento que no solo se arraiga más en la comunidad, sino que también preserva y promueve las tradiciones culturales y religiosas que han pasado de generación en generación. Cada 13 de junio, la música y el baile en honor a San Antonio de Padua se convierten en una manifestación vibrante de la devoción y la esperanza que une a los habitantes de esta región.