Sáb. Nov 23rd, 2024

COLUMNA: Desde la curul 26

Por Redacción Jun20,2024 #Opinión

Bodas de Oro

(Parte de algunos de mis recuerdos)

Por Juan Ramón Negrete Jiménez

Este 20 de junio de 2024, El Comentario está de manteles largos porque está entrando al selecto grupo de aquellos medios de comunicación que llegan a sus primeros 50 años de existencia.

Parece lejano aquel 20 de junio de 1974 cuando vio su primera luz, impulsado por un grupo de colimenses liderados por el Licenciado Jorge Humberto Silva Ochoa, quienes se echaron a cuestas la gran responsabilidad de sacar un rotativo que poco a poco empezó a ganarse su propio espacio dentro de la sociedad colimense. Sin embargo, la idea clara que se tenía desde que se emprendió esa odisea, daba pasos, no acelerados, pero muy firmes para lo que hoy todos vemos como una realidad.

El Comentario, Voz y Pensamiento de la Provincia, nació en la década de los 70, como un periódico de universitarios para universitarios. Llegó cuando iniciaba también el auge de nuestra Máxima Casa de Estudios.

Cuando nace El Comentario ya estaban en circulación el Ecos de la Costa, dirigido por el Maestro Gregorio Macedo López; El Imparcial, dirigido por Carlos Manuel Zepeda Rosas; Diario de Colima, cuyo director general era don Manuel Sánchez Silva; Panorama, del profesor Luis Arvizu Negrete; La Voz de Colima, dirigido por Arturo Anaya Chaparro; El Noticiero, que nació el 1 de marzo de 1974, bajo la dirección de Carlos Valdez Ramírez.

Con el paso del tiempo, El Comentario realizó una serie de cambios en la dirección del periódico, aunque no en las metas originales que se habían trazado desde su fundación, donde siempre se vislumbró que ese periódico iniciado por universitarios, fuera para los universitarios.

El gran salto

Conforme pasaban los años, El Comentario se fue consolidando, especialmente después de haber iniciado como todos los demás periódicos que se editaban en la entidad: con el sistema “caliente”, es decir, el uso de tipos movibles para elaborar los encabezados y los metales; con aquellos lingotes que salían de los linotipos para luego colocarlos en una armazón con las medidas de las páginas del periódico para meterlas a la prensa.

Todo eso quedó atrás porque fue el primer medio en Colima que dio el gran salto al “sistema frío”, el decir, al offset. Inicialmente, la impresión fue de una manera híbrida, es decir, arrancó con el uso de máquinas eléctricas (antes de las computadoras), que se conocían como las “compousers”, que eran máquina IBM, con memoria, donde se capturaban todas las notas informativas, locales, nacionales e internacionales. Una vez corregido todo el material, se reproducía y se pegaba en acetatos de plástico que se colocaban sobre una plantilla del tamaño del periódico.

En tanto, los encabezados se seguían elaborando de manera manual, con los distintos tipos de letra, de acuerdo a los tamaños de la información, es decir, 1, 2, 3 o hasta 8 columnas.

Una vez elaborada con los tipos movibles, se imprimían en una prensa solamente los encabezados, que luego eran recortados y colocados sobre las plantillas.

Para dar ese salto, los socios de El Comentario tomaron la decisión de traer contratado personal de la ahora Ciudad de México, para brindar capacitación a personal local, sobre cómo desarrollar el sistema de formación de un periódico en offset.

Entre el personal que vino y que duró algunas semanas (o meses), estuvo don Juan Ángeles, que era el jefe de talleres del periódico El Día, a quien saludo hasta donde quiera que se encuentre.

Debo recordar con que esa transición del sistema caliente, al sistema frío, se quedó atrás la rotoplana de 2 cabezas, donde se imprimía El Comentario. Era una rotativa que tenía 2 planchas, que le permitieron al periódico y lo hizo muchos años, utilizar 2 tintas. Es decir, El Comentario, antes de que llegaran las rotativas para imprimir a color, en su edición, el cabezal del periódico, el nombre El Comentario, para decirlo en otras palabras, se imprimía en un color y todos los textos en negro.

La impresión se hacía de manera simultánea los 2 colores. Esa rotoplana pasó a la historia porque se adquirió la primera rotativa para imprimir en offset. Con eso se quedaban atrás los tipos movibles, los metales, las regletas, los cuadratines y, su lugar era tomado por las láminas, donde se habían “quemado” los negativos de las páginas del periódico.

Era una rotativa de 3 cabezas, es decir, se podían imprimir de manera simultánea las 12 páginas del periódico. Los ejemplares ya salían doblados, listos para que el área de circulación empezara su distribución.

Para eso, también debo recordar que el periódico El Comentario había iniciado la construcción de lo que sería su sede ubicada en la calle Gildardo Gómez número 66, donde se levantó un edificio de 3 niveles.

Había una extensa área para los talleres, donde se colocó la imprenta y la rotativa y todo lo que existía de tipos móviles. Al fondo, otra área donde estuvo funcionando la redacción de El Comentario.

La consolidación llegó diariamente con los reporteros que hacían una Mesa de Redacción, con el director, el jefe de información, correctores, capturistas, en fin, todos para hablar de cómo había sido el día informativamente hablando, ver las fotografías. Allí se decidía qué notas irían a la primera plana, a la segunda, etcétera, etcétera.

Se cumple el sueño

Ya como un periódico consolidado, con gran presencia en todos los estratos sociales, en todos los sectores, con el reconocimiento de propios y extraños, el Licenciado Jorge Humberto Silva Ochoa decide cristalizar el sueño que dio origen a nuestro medio: que El Comentario fuera un periódico para la formación de periodistas.

En el mes de noviembre de 1988 anunció que el grupo de socios que habían creado El Comentario, tomaron la determinación de donar no solo los derechos del periódico, sino también su sede, a la Universidad de Colima, para que, bajo las directrices de nuestra Máxima Casa de Estudios, fungiera como Taller Laboratorio y que los alumnos de la Licenciatura en Periodismo, que cursaran los últimos semestres, concluyeran su formación en un periódico.

Así, la Universidad de Colima asume la directriz del periódico y se inicia una nueva etapa, aunque con los mismos fines: seguir haciendo de El Comentario el mejor periódico del estado y que se mantuviera en la preferencia de sus lectores.

La historia es vasta y muy enriquecedora. Se pueden escribir muchas cosas de las contribuciones que hizo El Comentario en beneficio del periodismo colimense, pero eso nos llevaría muchas cuartillas y hasta 1 o quizá 2 libros completos.

Por lo pronto, en este 50 aniversario de la fundación de El Comentario solo quiero que se me permita hacer un enorme reconocimiento a todos sus directores, desde el Licenciado Jorge Humberto Silva Ochoa (+), Juan José Farías, Rafael Calzado, Javier Valdovinos, Leonardo Ramírez Pomar (+), Víctor Manuel de Santiago Fuentes (en su primera etapa), Roberto Águila, Juan Elías Cordero, Roberto Guzmán Benítez (+), Víctor de Santiago (en su segunda etapa), Daniel Peláez, y José Ferruzca González.

También quisiera hacer un reconocimiento a quienes fueron subdirectores en El Comentario, entre ellos al contador Arturo Figueroa Cárdenas (creo que fue el primer subdirector), Elías Jattar Heded, Francisco Javier Virgen (+), Roberto Águila Vázquez (antes de ser encargado de la dirección), Jorge de Santiago (+) y Jorge Vega (espero no haber omitido a ninguno, pero es que a veces le memoria es muy traicionera).

A todos ellos un fuerte aplauso y el mejor de los reconocimientos por haber sabido cristalizar nuestro gran proyecto.

Antes de concluir, solamente me permito felicitar a todas y todos los que a lo largo del tiempo han hecho posible la publicación de El Comentario, al personal de talleres, administración, diagramación, circulación (en su tiempo), personal de apoyo, a todas y todos ellos, muchas felicidades.

A El Comentario simplemente le deseo larga vida y se cumpla muchos aniversarios más.

¡Felices 50 años!

¡Felices Bodas de Oro!

Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

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