50 años de El Comentario
Por Alberto Llanes
Siempre, en esta vida y seguramente en la otra, me he conducido con respeto a las personas mayores, hablarles de usted fue lo que me enseñaron en casa mis padres; a veces esas personas “sobre todo profesores que ahora son mis amigos/as”, a las que les hablo de usted, me piden que me dirija a ellas/os de tú “con algunas puedo, con otras no, me gana el asunto del respeto”; sin embargo, El Comentario no es ninguna persona, tampoco es una cosa; un lugar podría ser, pero yo más bien lo veo y lo siento como una institución y hablarle con respeto es lo que se merece.
50 años se dicen fácil, pero se necesita de mucho coraje para vivirlos, de mucha intensidad, se requiere, del mismo modo, del apoyo de amigos/as, de compañeros/as y, en este caso donde celebramos los 50 años del rotativo que fue, es y seguirá siendo un taller-laboratorio de la Universidad de Colima “para ene cantidad de estudiantes que hemos pasado por la FALCOM”, se requiere del talento, de la pasión, del trabajo de todos los días “por aquí no hay puentes, ni días de asueto, mucho menos festivos o de fines de semana”, de gente del gremio que hagan del periodismo su forma de vida, su razón de ser, casi casi…
En 1999 ingresé a la Facultad de Letras y Comunicación de la Universidad de Colima, sabía, desde el inicio, que una pasión llamada “literatura” me llamaba desde que cursé mi educación de bachillerato en el Cedart Juan Rulfo, donde me incliné por estudiar una carrera que tuviera que ver con las letras. Por aquellos ayeres en la llamada FALCOM, se ofertaba una carrera que me sorprendió: Licenciado/a en Letras y Periodismo; aunque yo sabía que había elegido la carrera por el asunto de las letras, el periodismo me atrapó por un momento y fue parte de mi vida. La carrera venía con clases de periodismo, de lingüística y de literatura, salíamos bien preparados para enfrentar el temible ámbito laboral y empezar a hacer cosas de gente adulta.
Ahora sé que entre ambos “literatura y periodismo”, existe una delgada línea que es muy fácil de brincar, incluso hay un libro de entrevistas titulado así: La incómoda frontera entre el periodismo y la literatura, del gran René Avilés Fabila; al leerlo, entendí que estaba, sin lugar a duda, en el sitio correcto. Desde aquellos tiempos, un periódico cobijó nuestros primeros textos, los que vimos publicados en tamaño tabloide y de distribución institucional: El Comentario. Ahí practicamos a ser periodistas, escritores, columnistas, redactores, correctores, diseñadores/diagramadores y todo lo demás…
Don Víctor de Santiago era el director del periódico en mis días de facultad; incluso nos daban clases en ese edificio de la Gildardo Gómez, mismo que salió afectado con el sismo del 2003; y las clases, entonces, regresaron a las instalaciones de la FALCOM. En su oficina; Don Víctor “a quien le tengo gran estima y mucho cariño”, nos daba la clase de Crónica Periodística, a veces hablábamos horas y horas sobre futbol americano “una de las pasiones de Don Víctor y mía”, él es gran fan de la ONEFA “la liga de futbol americano de nuestro país” y yo de la NFL, sin embargo, aburríamos a las chicas y al resto del grupo, entonces me encargaba que hiciera las crónicas de la jornada de futbol americano de los domingos…
Con el tiempo vinieron cambios y, por mi parte, yo hice periodismo para ciertos medios locales, sin embargo, con Daniel Peláez, igualmente estimado que Don Víctor, el siguiente director de El Comentario, empecé a escribir una columna que enviaba cada cierto tiempo; para aquél tiempo yo ya era egresado y laboraba para la Dirección General de Publicaciones de la Universidad de Colima bajo la dirección de quien fue, es y será mi primera jefa en mi paso laboral por la Universidad de Colima: Guillermina Araiza Torres, quien tenía buenas relaciones y amistades con personas del rotativo, sin embargo mi columna era esporádica por cuestiones de mi trabajo editorial en la dirección…
Con mi entrañable amigo José Ferruzca, actual director del rotativo institucional, también fanático del deporte de las tacleadas y Delfín de Miami de hueso verdecito y blanco, mi columna se ha vuelto semanal, a veces dependiendo de la carga labora que, primero, la coordinación de la carrera de Letras Hispanoamericanas me dejaba libre y, ahorita mi nuevo puesto que es ser coordinador del programa de tutorías del plantel me lo permiten, sin embargo, sin dejar de teclear cada semana, mi colaboración está ahí, porque es también un asunto de disciplina, de escritura, de trabajo, de constancia, del ser escritor y desarrollar un tema.
He visto crecer, desenvolverse y posicionarse a un periódico al que le tengo mucho cariño, consideración y respeto, y al que le seguiré de hablando de usted así pase lo que pase. Lo he visto en impreso y ahora en digital completamente, así es la vida, así nos vamos adaptando a nuevas formas de comunicación, lectura y dispositivos.
Enhorabuena para El Comentario por estos primeros 50 años de vida, esperemos que sean muchos más donde fluya todo el quehacer universitario y donde podamos conocer el gran trabajo y la calidad de miles de personas que están detrás de él y no sólo detrás de él, sino de la institución tan grande y ten hermosa que es la Universidad de Colima, donde todos/as, en su periódico, tenemos un espacio, tenemos voz y podemos ser visibles a la sociedad.
#LoHacemosEnEquipo porque en equipo es como se hace el trabajo en una redacción…
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