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COLUMNA: Vivir para contarla 

Por Redacción Ago10,2023

“Barbie”… 5 puntos sobre la polémica que ha causado y por qué

Por Rosario Gutiérrez

Desde su estreno la película de Barbie ha dividido al público, hay quienes la aplauden, quienes la odian y a quienes les pasa sin pena ni gloria. Sin embargo, ¿por qué tanta controversia por una película de una muñeca?

Pues bien, la película contrasta el mundo utópico de Barbieland donde las mujeres tienen la prioridad, mandan, son presidentas, ocupan todos los asientos de la Suprema Corte, se sienten seguras y pueden hacer la vida a sus anchas. Un mundo en el que Ken se siente constantemente desplazado.

Sin embargo, cuando ambos salen a “la vida real” Barbie se da de bruces con lo que miles de mujeres vivimos a diario: no poder caminar tranquilas en la calle, que nos toquen sin nuestro consentimiento o que no nos tomen en serio por nuestro género, pero en este mundo, Ken se siente a sus anchas y busca instaurar el patriarcado en Barbieland de forma que los hombres tengan el poder.

Todos estos contrastes nos son mostrados por medio de la comedia y me parece que justo ahí reside el meollo de la ofensa, pues considero que ver las actitudes que muchos hombres hacen y defienden diariamente, pintadas a manera de comedia ridícula, sin duda puede hacerles enojar, sin importar que dicha actitud se vea tan ridícula en su día a día como en la pantalla. Aquí el primer punto.

Atacar el status quo siempre incomoda.

En segundo lugar, es verdad que las mujeres somos constantemente relegadas y echas a un lado de la esfera pública, hasta hace una década o menos, no era común ver mujeres en los congresos, en las alcaldías, en las gubernaturas.

Todavía se nos invalida constantemente bajo el argumento estúpido de que nuestros sentimientos nublan nuestra razón y no somos capaces de ser seres completamente razonables.

En algún punto de la película, una barbie abogada dice que es capaz de sentir y ser razonable sin que esto sea un defecto, sino algo que la hace más fuerte, pero en el día a día, cuando las mujeres nos quejamos de algo o reclamamos, recibimos muy comúnmente comentarios que adjudican nuestra molestia al periodo menstrual o a estar locas.

En tercer lugar, Ken: un muñeco que no se concebía fuera de estar con barbie, pero que también no le sumaba para nada; y es que cuántas mujeres no cargan una doble jornada por kens que no pueden ser adultos funcionales, cuántas mujeres tienen que hasta preparar la ropa del Ken para el día siguiente, cuántas madres no tienen ni un respiro porque su Ken no es capaz de lidiar con su/s propios hijos o gestionar incluso su propia vida y luego de una jornada laboral hay que llegar a hacer comida, servirla, lavar los platos, la ropa y asegurarse de que el de enfrente no se muera de hambre.

Pero también por otro lado, está el peso de lo que supone que es ser “hombre”, la imposibilidad de ser vulnerable, los estereotipos que obligan a ser proveedor, a no llorar a no expresar sus sentimientos a no hacer cosas que les gustan si son consideradas femeninas, porque obvio, lo femenino se considera todavía ridículo o inferior.

En cuarto lugar quiero retomar el discurso de América Ferrara en el que reclama que a las mujeres se nos exige ser extraordinarias, porque esto es verdad y constantemente se carga con el peso del juicio por nuestras elecciones: por trabajar y maternar, por no maternar, por casarse o no, por decidir quedarse en casa, por ser políticas, por ser empresarias y constantemente nuestra capacidad está en duda por el simple hecho de ser mujeres.

Se nos exigen estándares hasta para opinar o protestar, basta con retomar los montones de posts criticando las marchas y pintas del 8M y afirmando que las verdaderas feministas son las chicas que están en programas de la NASA o que las que tiene esto o el otro… otra vez sesgándonos y categorizándonos de forma irracional e injusta.

Por último, cabe enfatizar en que, la triste realidad es que sí, un mundo donde las mujeres puedan tener relevancia sin ser castigadas, violentadas o calladas, donde puedan desempeñarse en cualquier trabajo, donde sea normal y ampliamente aceptado que estén en los escaños más altos del poder, un mundo donde se conciba otra forma de relacionarnos y otro sistema no basado en la violencia, la explotación, la sumisión de otres y el patriarcado, es todavía una utopía que parece tan inalcanzable e irreal como Barbieland.

¿Y qué hacer si consideras que no encajas en el perfil de ningún Ken?

Para los hombres no es necesario otro espacio privilegiado, ahora en el feminismo, sino tomar los espacios que ya tienen y hacerlos más justos, equitativos y seguros y si la representación de tus congéneres en la película, no te gusto…MANOS A LA OBRA PARA CAMBIARLA.

Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

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