Adriana Ruano Oliva, de 29 años, hizo llorar a sus compañeros y amigos de la delegación de Guatemala presentes en el campo de tiro de Chateuraux. El primero Oro de su país en la historia de los Juegos Olímpicos bien merecía la emoción. En el podio, con su Oro colgado, primero lloró con el himno de su país, y luego ya relajada y distendida no paró de sonreír y dar abrazos.
Adriana es deporte puro. Antes de dedicarse al tiro olímpico en foso, fue gimnasta y representó a su país en los Juegos Panamericanos de 2010. Una lesión de columna le obligó a dejar la gimnasia.
Es nutricionista. Hablar francés, trabajar en el COI, formar una familia, ser motivadora coach profesional; eran sus ambiciones cuando le preguntaron desde el Comité Olímpico Internacional a modo de formulario sus retos rumbo a París 2024., y lograr una medalla, por supuesto. Este desafío ya está conseguido. Uno menos.
Amante del croosfit, su triunfo en París 2024 fue aplastante, con récord olímpico de 45 aciertos, 5 más que la siguiente clasificada, la italiana Silvana Maria Stanco. El Bronce fue para la australiana Penny Smith, con 32. Es la segunda medalla de los Juegos de París para Guatemala, las 2 en tiro, tras el Bronce ganado el martes por Jean Pierre Brol en el foso masculino.
Antes de ellos el único metal para Guatemala era la Plata de Erick Barrondo en los 20 km marcha de Londres 2012. Ahora, Adriana puede presumir de un Oro. Y repetir sus rutinas diarias. La primera, rezar todas las mañanas y escuchar un podcast llamado “What Would Jesus Do?”. Le da paz y sosiego.
Adri, como le conocen sus amigos, es oro puro. Esta “Pequeña gigante”, como le llaman también en Guatemala, habla inglés y comenzó a desarrollar su actividad en el club de caza, tiro y pesca de Guatemala.
Pedro Martín Fariza es su entrenador, su ídolo es Rafa Nadal, pero su gran guía en la vida es su madre. Ella le dio un verdadero ejemplo en la vida. Confiesa que se ha sacrificado por ella y le ha permitido ser la deportista que es hoy en día. Su padre falleció y ella ha sido la cabeza de familia.
Adriana Ruano es tiradora tras su lesión. Su médico le recomendó este deporte tras retirarse de la gimnasia. Así no tendría impacto en su columna vertebral. En diciembre de 2012, Rodrigo, un amigo de su hermano le invitó a practicar el tiro. Y un tirador local le animó también. Y hasta hoy. Oro en París 2024.
Cuenta Adriana que la felicidad es el viaje. No el destino. Y que todos hemos venido a este mundo a dejar huella. Ella, sin duda. Su nombre forma parte ya de los elegidos en el olimpismo. Con un récord de platos rotos impresionante. 2 más que en Tokio 2020.