Una maniobra extraordinaria de Gabriel Martinelli, que terminó con un gol de Randy Nketiah, y un golazo de Bukayo Saka, concentrados en apenas 9 minutos, del 23 al 32, le bastaron al Arsenal para responder al pulso reiniciado por el Manchester City, con mucho más dominio que goles y ocasiones, con un sufrimiento final inesperado y con el contratiempo de la lesión de Jurrien Timber.
Dos fogonazos incontestables cuando el Nottingham Forest aún lamentaba la oportunidad fallada por Brennan Johnson, que resolvió fatal su duelo individual contra Aaron Ramsdale con 0-0 en el minuto 11, entre el monólogo que padeció el conjunto londinense, a esas alturas con promedios del 87% de posesión local, con toda la acción en campo contrario, con sólo 13 pases conectados de los visitantes..
La apuesta defensiva del Forest funcionó un rato. No descubrió las vías hacia su portería, cerradas una y otra vez a ojos del subcampeón de la pasada temporada. Pero no fue suficiente. Casi nunca lo es contra ese Arsenal, un equipo que dispone de tanto talento, desborde y movilidad de medio campo hacia adelante que una jugada lo cambia todo.
Por detrás de Nketiah, el punta de referencia este sábado, sin Gabriel Jesús, aparecieron Havertz, Odegaard, Saka y Gabriel Martinelli, aparte de Declan Rice (otro interior más cuando Thomas pasaba de su posición defensiva de lateral derecho a su plaza ofensiva de medio centro, dependiendo del momento del juego). Una colección de recursos imparables.
Su efectividad hizo el resto. No había tirado a portería por el minuto 23, hasta que Martinelli se inventó una ocasión. Por atrevimiento, por calidad, por determinación y por agilidad. Su ingeniosa ruleta por la izquierda dinamitó a la defensa visitante, descompuesta cuando asistió de tacón a Randy Nketiah. Su tiro dentro del área batió a Turner. Una reivindicación.
Tampoco necesitó mucho más Saka por el otro lado. Un golazo. Su rosca con la zurda para el 2-0, sobrepasada la media hora, después de dos toques con la izquierda hacia el medio, noqueó ya definitivamente al Forest, que asumió la realidad con incredulidad. Más por la tremenda eficacia del Arsenal que por otra circunstancia, porque el equipo londinense era mejor en todo, pero, bien es cierto, no había creado más que 2 ocasiones… Y 2 goles.
Desarmado el Forest, cuyo plan entonces sólo era defensivo (fue diferente desde el minuto 80 en adelante, cuando entró Anthony Elanga), nada alteró hasta el tramo final al equipo de Mike Arteta, también afinado en la recuperación del balón, con Declan Rice al mando en el centro del campo, con Martinelli también entregado y sacrificado cuando tocaba correr hacia atrás y con todo controlado sobre el terreno, igual que en el marcador, menos la lesión de Timber.
En los primeros momentos del segundo tiempo, cuando recibió un pase hacia atrás, el defensa neerlandés se quedó parado, se echó la mano a la rodilla derecha y se tiró al suelo. El juego se detuvo y Mikel Arteta llamó de inmediato a Tomiyasu, mientras el lateral era atendido sobre el mismo terreno de juego, que abandonó por su propio pie. Las pruebas médicas determinarán el alcance de la dolencia del fichaje gunner. Costó 40 millones.
El único contratiempo hasta entonces de un partido que aparentaba resuelto. Siguió al ritmo del Arsenal, con una fenomenal parada de Turner, que entre él y el poste repelieron el intento desde fuera del área de Rice. Después voló el portero a otro remate.
Y, de repente, el equipo de Arteta dudó como nunca habría imaginado, cuando concedió un contragolpe que lo pone en evidencia, desbordado por la carrera de Anthony Elanga.
Fichado al Manchester United, suplente en la puesta en escena, su entrada en el minuto 80 revolucionó el choque. Dos minutos después, su carrera inalcanzable desde su campo, al contraataque, promovió el 2-1 anotado por Awoniyi, también surgido desde el banquillo, para transmitir unos apuros imprevistos al Arsenal, que retuvo la victoria.