Por Nina Osorio
El Gobierno de Paraguay, liderado por Santiago Peña, cumple el 15 de agosto un año en funciones con una macroeconomía ordenada, mayor recaudación tributaria, pero con el reto de fortalecer las instituciones y la lucha contra la corrupción y de ganar autonomía frente al oficialista Partido Colorado.
Peña, un economista de 45 años que llegó al poder arropado por el exmandatario Horacio Cartes (2013-2018), líder del partido, cumple un año de gestión enfocado en atraer inversiones y poner orden en las cuentas públicas, luego de recibir, a su juicio, “un Estado a la deriva” de manos de su antecesor Mario Abdo Benítez (2018-2023).
El eclipse de la política
La mayoría en el Senado y la Cámara de Diputados le garantizaron gobernabilidad y la aprobación de reformas como la que creó la Dirección Nacional de Ingresos Tributarios (DNIT), que fusionó las dependencias de tributación y de aduanas, misma que permitió, en parte, mayor eficiencia en la recaudación.
Igualmente, el mandatario aseguró unos 650 millones dólares anuales para gasto social por 3 años, al conseguir un aumento de la tarifa que paga Brasil a Paraguay por la energía de la represa binacional de Itaipú de 16.71 a 19.28 dólares por kilovatio mes.
No obstante, los logros en términos de reformas económicas podrían deslucirse dado que el Gobierno al parecer se “coloradizó” con un Peña anclado a la figura de Cartes, sin conseguir completa autonomía, dijo a EFE Alberto Acosta Garbarino, de la organización Desarrollo en Democracia (Dende).
“Básicamente es un Gobierno apoyado en el partido”, señaló el también propietario del Banco Familiar.
La relación con Cartes, sancionado por Estados Unidos por supuestos actos de corrupción en 2022, le valió al Gobierno de Peña una reciente tensión diplomática con ese país, tras la solicitud de acelerar la salida del embajador estadounidense, en respuesta a una actualización de sanciones del Departamento de Estado en contra de una tabacalera de la que el expresidente era accionista.
Más allá de la estabilidad macroeconómica
La agencia calificadora Moody’s concedió a Paraguay el grado de inversión, un logro que Peña consideró “fruto de décadas de esfuerzo” y de un “robusto crecimiento”, proyectado en el 3.8% en 2024, según el Fondo Monetario Internacional.
Para Acosta, el mérito del Gobierno para lograr una mejor calificación fue haber reforzado las instituciones económicas, con medidas como la creación del Ministerio de Economía y Finanzas, que tiene el reto de lograr la convergencia del déficit en el 1.5% del Producto Interno Bruto (PIB) que exige la Ley de Responsabilidad Fiscal.
“Nunca tuvimos inflaciones altas ni déficit descontrolado, pero siempre nuestro gran déficit fue el tema institucional, la inseguridad que implica un Poder Judicial muy corrupto”, sostuvo Acosta que planteó reformas en ese ámbito para que Paraguay deje de ser uno de los países con menor inversión extranjera directa.
Aunque Peña ha mantenido la senda del equilibrio fiscal, tuvo dificultad para frenar la tendencia alcista de la deuda pública, que se situó en julio de 2023 en 14,431 millones de dólares, un 35.3% del PIB, y en el primer semestre de este año en el 39.3%, unos 17,759.1 millones de dólares, según el Ministerio de Economía.
La historiadora paraguaya Milda Rivarola refirió a EFE que representa un motivo de alerta que la deuda se ubique cerca del 40% del PIB, así como la posibilidad de que esta aumente, ya que el Gobierno no estima elevar la presión tributaria.
En tanto, el déficit fiscal anualizado de julio del 3.3% del PIB, de acuerdo a la cartera de Economía, se explicó por un “sólido desempeño” de los ingresos tributarios, donde la recaudación interna acumulada de enero a junio se elevó en un 23.5%.
Para Rivarola, la mejora en la recaudación puede no ser suficiente para solventar las necesidades de inversión social, en servicios, infraestructura o para el desarrollo del capital humano, retos que consideró no son nuevos y que Peña debe asumir.
Inversión y corrupción
El mandatario visitó este año unos 15 países con miras a atraer inversiones, pero a la interna, su primer año no dejó resultados concretos de una estrategia de combate a la corrupción que lanzó al cumplir 100 días de gestión.
“Los cuellos de botella graves que tiene Paraguay para la inversión, el primero es la corrupción, o sea, el inversor que viene se encuentra con eso a nivel de municipios, a nivel del Estado central, de todos”, refirió Rivarola que añadió a la escasez de personal calificado como otra limitante.
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